Luto en la Amazonía por la muerte de Antonio Bayter, primer obispo de Inírida

Luto en la Amazonía por la muerte de Antonio Bayter, primer obispo de Inírida

En la ciudad de Medellín, a los 86 años de edad, falleció el viernes 21 de agosto Antonio Bayter Abud, misionero javeriano de Yarumal, quien fuera el primer obispo del Vicariato Apostólico de Inírida, en la Amazonía colombiana, en límites con Venezuela y Brasil.



Su sucesor, Joselito Carreño Quiñónez, quien también es misionero javeriano de Yarumal, lo ha recordado como “un hombre que vivió para Dios” y “dedicado al servicio del Pueblo de Dios” que “siempre estuvo pensando en el bien de los demás” durante sus 17 años de pastoreo en Inírida, capital del departamento del Guainía.

Opción por los más vulnerables

Su nombre quedará grabado en la memoria de la Iglesia como artífice de paz, amor, solidaridad y buenas obras a favor de la educación, la familia, los marginados y las personas más vulnerables y desfavorecidas de la sociedad”, se lee en un mensaje póstumo del vicariato apostólico de Inírida.

Entre 1997, cuando se creó el vicariato –desmembrado del antiguo vicariato de Mitú – Puerto Inírida–, y hasta 2014, transcurrieron 17 años en los que Bayter fue cimentando las bases de una Iglesia misionera, preocupada por los últimos en esta región de la ‘Colombia olvidada’, abriendo sendas para una pastoral inculturada, y apostando decididamente por la educación como motor de desarrollo, justicia y equidad.

Legado educativo

Al reconocer su aporte en el ámbito educativo, Carreño ha destacado en declaraciones para El Morichal que “la incidencia que monseñor Bayter ha tenido es imborrable, y ese legado será guardado en el corazón de quienes tienen memoria agradecida de todo el bien que Dios hizo a través suyo en el vicariato apostólico de Inírida y en este departamento”.

Fruto de su liderazgo educativo, el obispo de Inírida da fe de más de 300 habitantes de la región que lograron culminar sus estudios universitarios en el Instituto Misionero de Antropología, en alianza con la Pontificia Universidad Bolivariana: “muchos se graduaron como licenciados, otros con especialización y un buen número con maestría”. Además, desde hace tres años, creó un colegio que lleva su nombre.

Profeta de la Amazonía

Bayter también fue reconocido por su talante profético en la defensa del medio ambiente, cuestionando la incursión del extractivismo minero en la Amazonía, y abrazando las causas de los pueblos originarios del vicariato, a quienes visitaba con frecuencia y prestaba sus servicios pastorales, preocupándose también por su inclusión en los procesos educativos.

En su labor evangelizadora como en las diferentes responsabilidades que le confió la Congregación de los Misioneros Javerianos de Yarumal, de la que fue su superior general en dos oportunidades, es recordado por su austeridad de vida, su compromiso con los pobres y su transparencia en el manejo de los recursos económicos. “Sus bolsillos siempre estaban vacíos… se las arreglaba para no tocar un solo peso”, comenta Joselito Carreño.

Nacido en El Banco –en el departamento de Magdalena– el 8 de octubre de 1933, Antonio Bayter Abud cursó estudios de Filosofía y Teología en el Instituto de Misiones Extranjeras de Yarumal, donde realizó su profesión religiosa en 1956. Su ordenación sacerdotal fue el 21 de octubre de 1956. Posteriormente realizaría estudios en pastoral de la espiritualidad en México, en el Centro de Espiritualidad de los Carmelitas.

Itinerario misionero

Como misionero ejerció su ministerio en lo que hoy es la diócesis de Istmina-Tadó, como párroco y vicario (1956-1960). Entre 1961 y 1972 fue formador, ecónomo, director espiritual y rector del Seminario Mayor de los misioneros javerianos de Yarumal. Luego fue elegido Superior General de su Instituto por dos periodos consecutivos, de 1972 a 1984.

De 1985 a 1989 fue coordinador regional de su congregación en Ecuador, donde también fue párroco en la arquidiócesis de Cuenca. A su regreso a Colombia fue destinado al, entonces, vicariato apostólico de Buenaventura, donde sirvió como párroco de la Catedral y tesorero de esta jurisdicción eclesiástica hasta su consagración como obispo, en 1997, y nombramiento como primer obispo del vicariato apostólico de Inírida.

A partir de 2014, como obispo emérito, sus últimos años los pasó en Medellín, siempre dispuesto a colaborar con su Instituto. Con Bayter, 12 misioneros javerianos de Yarumal han sido obispos en Colombia, entre ellos, el beato Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, mártir en la diócesis de Arauca.

Foto: Misioneros Javerianos de Yarumal

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