Apenas 48 horas después del anuncio del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, lamentó la decisión de que la antigua basílica de Chora siga el camino de Santa Sofía y pase de ser un museo a una mezquita.
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Lo hizo ayer en la eucaristía dominical que celebró en el monasterio de Panagia Faneromeni, en Cyzicus. En su homilía, recogida por Orthodox Times, Bartolomé I mostró su hondo pesar: “Nos dolió la conversión de Santa Sofía y de Chora en mezquitas. Estos dos monumentos únicos de Constantinopla fueron construidos como iglesias cristianas. Expresan el espíritu universal de nuestra fe, así como el amor y la esperanza de la eternidad”.
Alimento para el alma
“Los mosaicos únicos y los íconos –reivindicó– son ‘alimento para el alma y una vista notable para los ojos’, como diría el escritor y pintor griego Fotis Kontoglou. Son parte del patrimonio cultural mundial”.
El cabeza de la Iglesia bizantina cerró su prédica con un claro mensaje, aunque sin citarlo, a Erdogan: “Rezamos al Dios del amor, la justicia y la paz para iluminar las mentes y los corazones de los responsables”.