A veces el coronavirus entra en los pueblos más pequeños por la rendija más expuesta… y, por ello, más potencialmente dañina. Es lo que ocurre cuando se confirma el positivo de un camarero, un maestro, un médico y, sí, un sacerdote.
Precisamente esto es lo que ha ocurrido en el municipio onubense de Aroche, donde se ha dado a conocer que el sacerdote local se ha contagiado. Y todo después de unos días en los que ha llevado a cabo la pastoral habitual de cualquier presbítero: confesar, celebrar la misa, dar la comunión, celebrar bodas y bautizos…
Consciente del grave peligro que puede acarrear para los habitantes del pueblo que han estado en contacto con él estas últimas semanas, el mismo sacerdote, al hacerse las pruebas tras subirle la fiebre, informó al alcalde de Aroche para que implementara los necesarios protocolos sanitarios.
El efecto puede ser tan grande que hasta la propia Junta de Andalucía está investigando posibles brotes en torno a la figura del párroco. Por ahora, buena parte de los vecinos ya se están realizando las pertinentes pruebas.