No hay duda de que una de las palabras del año en este 2020 del coronavirus es “suspensión”. Un término triste que ha marcado la agenda de casi todos los municipios de España y de la que no se va a escapar Zaragoza en su fiesta grande: el 12 de octubre, la Virgen del Pilar.
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Tal y como anunció ayer el alcalde zaragozano, Jorge Azcón, el Ayuntamiento ha decidido suspender la tradicional ofrenda de flores a la Virgen del Pilar por la pandemia. “La ofrenda, tal y como la conocemos, no se puede celebrar”, lamentó.
Sin desfile ciudadano
De este modo, aunque en principio sí se celebrará la misa mayor en la basílica maña, lo que no tendrá lugar es el habitual desfile de ciudadanos a lo largo de todo el día para llevar sus flores ante la talla mariana a las puertas del templo.
Con todo, pese a que se mostró bastante escéptico en este sentido, Azcón dejó una mínima rendija abierta a que se revierta la decisión: “Si en octubre la situación mejora, el Ayuntamiento estaría encantado en hacer la ofrenda, pero, a día de hoy, se actuará con prudencia como criterio fundamental”.
Los pobres
Ahora, ante tan triste situación, adquiere un sentido especial la homilía que el año pasado, en la festividad de la Virgen del Pilar, cuando no era ni siquiera imaginable lo que depararía 2020, pronunció el arzobispo de Zaragoza: “La mejor ofrenda de flores son los pobres”.