Ante el inminente inicio del curso escolar, los centros educativos tratan de reorganizar como pueden sus espacios para garantizar las necesarias distancias entre los alumnos ante el riesgo de contraer el coronavirus. Algo que muchas veces requiere de todo un ejercicio de creatividad a la hora de encontrar espacios donde no los hay.
Es lo que ha hecho el Colegio Pío XII de Valencia, cuya capilla será durante todo el año un aula más para alumnos de Bachillerato. En declaraciones a Mónica Collado, de EFE, su director, Miguel Ángel Mora, explica que el espacio ya se usaba como sala de reuniones cuando era necesario al contar con una cortina que tapa el altar y las imágenes, por lo que “no ha sido necesario quitarlos”.
“Hemos retirado –detalla– las sillas de las reuniones y puesto sillas y pupitres”. Además, delante de la cortina habilitarán una pizarra móvil y usarán el cañón de proyecciones que también utilizan en las reuniones.
Otra curiosidad del centro es que utilizarán de “comedor auxiliar” un largo pasillo que da acceso al comedor habitual, reconvirtiendo también en aulas la biblioteca, el gimnasio o el salón de actos, mientras que el Espacio Covid será una de las aulas de refuerzo, “más pequeña y bastante diáfana”.
Esta es la creatividad a la que nos obliga el coronavirus y su ‘nueva normalidad’.