A los 79 años, murió en Santiago Mónica Jiménez de la Jara, asistente social de la Universidad Católica de Chile y magister en Educación. Fue Ministra de Educación en el primer gobierno de la presidenta Bachelet, luego embajadora en El Vaticano e Israel. Desempeñó esos cargos con notorio y profundo sentido de servicio, entregando el testimonio de su fe y compromiso con los valores del Evangelio.
Fue rectora de la Universidad Católica de Temuco; presidenta de la Comisión Nacional de Justicia y Paz, en la Conferencia Episcopal de Chile; integró la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, creada por el presidente Aylwin en 1990 para investigar las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la dictadura cívico militar. También fue miembro del Consejo Asesor Presidencial para la Educación Superior, que creó la presidenta Bachelet, luego de las manifestaciones estudiantiles el año 2006.
En un mensaje difundido en la misma tarde de su fallecimiento, el obispo de Temuco, Héctor Vargas, dijo que ella fue “una gran mujer que, desde sus profundas convicciones inspiradas en la doctrina social de la Iglesia, y el humanismo cristiano, hizo del servicio público y compromiso por la transformación social, objetivos que caracterizaron su vida”.
Vargas describió también la huella dejada por Mónica Jiménez, en esa diócesis, mientras fue Rectora de la Universidad Católica local “desde donde dio un alto impulso al tema de la responsabilidad social de las universidades, y produjo una serie de redes institucionales que permitieron un posicionamiento nacional e internacional de nuestra Casa de Estudios Superiores”, expresó el obispo.
Un rasgo permanente en su quehacer fue ir más allá de los límites de sus cargos. En Temuco, ocurrió también así y el obispo lo describe en su mensaje: “formó parte del directorio de la entonces naciente Fundación CorpAraucanía, que agrupa diversas instituciones públicas y privadas, comprometidas con el desarrollo productivo de la Región. De igual forma estuvo muy comprometida en los inicios de la Fundación “Araucanía Aprende”, que apoya la educación lectora de niños y niñas vulnerables de los sectores rurales. Además, Mónica, junto a otras 8 mujeres líderes, fundaron “Mujer Araucanía”, completó Vargas.
Similar opinión tiene el obispo emérito de Temuco, Manuel Camilo Vial, quien la llevó a dirigir la Universidad: “le pedí que me acompañara en el directorio junto a otras personas. Luego me tocó nombrarla como rectora, donde jugó un papel muy importante de abrir la Universidad, por lo que fue reelegida dos veces”. Vial confiesa que “me enriqueció enormemente como persona, fue una gran colaboradora del obispado, del episcopado y la Santa Sede. Una persona que dio un gran testimonio como católica, miembro de una familia muy comprometida”.
Por su parte, el administrador apostólico de Valparaíso y presidente de Caritas Chile, obispo Pedro Ossandón, expresó su “gran admiración y gratitud por su servicio en la Comisión Nacional Justicia y Paz de la CECh. Una mujer laica de gran liderazgo, un ejemplo de católica en el servicio público al país”, dijo.
A nivel internacional, fue consultora de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO); de la Fundación Ford, de la Fundación Interamericana (IAF), del Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH); del Programa de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y de diversos proyectos en América Latina y Europa del Este.