En una nota publicada por la Conferencia Episcopal este 25 de agosto, y difundida a través de Fides, los obispos de Liberia señalan los principales males que afligen hoy a su pueblo: la intolerancia, la violencia, las violaciones y el coronavirus.
En la carta, firmada por el presidente del Episcopado, Anthony Fallah Borwah, obispo de Gbarnga, los pastores lamentan el progresivo “aumento de la violencia política”, sobre todo en los procesos electorales. De ahí su llamada a fomentar una cultura del respeto y la tolerancia en la que “todos los liberianos de diferentes partidos políticos” sean capaces de “trabajar juntos, asegurando que nuestras elecciones no sean un sinónimo de violencia”.
Entre los muchos efectos de esta violencia generalizada, tanto verbal como física, los peores los padecen las mujeres, detectándose en todo el país una “ola de violencia sexual”.
En este punto, los obispos hilan fino al rechazar con todas sus fuerzas las violaciones al mismo tiempo que se oponen a la aplicación de la pena de muerte contra los culpables de este crimen, siendo este ahora un debate muy en boga en la sociedad liberiana. Así, los prelados reclaman “una aplicación rigurosa de las leyes contra la violación” y “la reeducación de todos en los valores intrínsecos de la persona humana”, mirando “especialmente por las mujeres y los niños”.
Respecto al coronavirus, además de los daños humanos (se contabilizan oficialmente 1.295 contagiados y 82 víctimas), los obispos lamentan los duros efectos económicos de la pandemia, siendo muy significativos también los sociales: “Se han cerrado escuelas, lugares de culto, centros de salud, centros de entretenimiento…”.
Por eso, piden a los liberianos que hagan un esfuerzo para cumplir con las normas sanitarias y agradecen “de un modo especial a todos los médicos, miembros de seguridad y operadores de medios por todos los esfuerzos para limitar la propagación del virus”.