Aunque no la ha citado, al jesuita estadounidense James Martin (quien fue invitado a rezar en la Convención Demócrata que consagró a Joe Biden como candidato a las próximas elecciones presidenciales), parece que le ha dolido la intervención de la religiosa Deirdre Byrne en la Convención Republicana, donde ha alabado sin ambages a Donald Trump y le ha calificado como “el presidente más provida que ha tenido esta nación, defendiendo la vida en todas las etapas”.
En este contexto se entiende muy bien su último hilo en Twitter, donde reivindica que “los obispos católicos, sacerdotes, miembros de órdenes religiosas e instituciones católicas (incluidos los medios) no deben respaldar ni hacer campaña a favor de ningún partido o candidato durante una campaña electoral”.
A su juicio, “ningún candidato o partido abarca completamente la totalidad de la enseñanza de la Iglesia sobre todos los temas”, por lo que es evidente que “no hay un Partido Católico”. Así, si es cierto que “hay muchos asuntos importantes a considerar, como el aborto y la pena de muerte”, para el jesuita, “los católicos no son ‘votantes de un solo tema’”.
Igualmente, no se puede obviar que esta implicación política, “especialmente si uno es obispo o pastor, divide diócesis y parroquias en supuestamente ‘buenos católicos’ y ‘malos católicos’”, mientras que “la Iglesia está destinada a ser un sacramento de unidad y un hogar para todos”.
De ahí que, aunque parezca obvio, Martin se vea obligado a recalcar que “no es pecado votar, ya sea demócrata o republicano; tampoco es pecado votar por Trump o por Biden. Los laicos no son robots que votan lo que les dice un obispo o un sacerdote. Son agentes morales maduros que deben considerar los Evangelios y las enseñanzas de la Iglesia sobre una amplia variedad de temas y luego usar su conciencia para tomar una decisión informada. Como dice el papa Francisco, la Iglesia está destinada a ‘formar conciencias, no a reemplazarlas’”.