El arzobispo estadounidense de St. Louis, Robert Carlson, ha comprobado que no basta con apelar a la “compasión” para que muchas personas transgénero se sientan aceptadas en la Iglesia. Como cuenta National Catholic Reporter (NCR), su carta pastoral ‘Compasión y desafío’, dedicada a esta cuestión, ha despertado bastantes ampollas entre muchas personas de la comunidad LGTBI.
Por un lado, reconocen su paso de ir más allá de lo que hacen muchos otros obispos al reivindicar que a las personas transgénero no se les debe rechazar en las escuelas católicas o en cualquier acto parroquial y diocesano, siendo siempre la guía de acción la “compasión”.
Pero, por el otro lado, lamentan que haya querido añadir en su carta que “el sexo y el género no pueden separarse”, por lo que “existen límites a la forma en que debemos manipular nuestros cuerpos”.
“¿Debemos –se pregunta Carlson– mostrar comprensión y compasión? ¡Sí, siempre! ¿Eso significa comprometer lo que Jesús ofrece o aceptar falsas dicotomías, como una división entre el sexo que una persona tiene y el sexo que una persona quiere tener? No, nunca”.
Entre los miembros de la comunidad transgénero contactados por NCR, Courtney Sharp asegura que “Jesús no comenzó sus encuentros con la gente con las palabras: ‘Este es mi problema con esto’”. En la misma línea se muestra Stephanie Battaglino, quien asegura que “nunca me entenderás como persona si no caminas conmigo. (…) ¿Dónde está el diálogo aquí? No lo hay”. “No puedes tratar a alguien con compasión cuya existencia fundamental crees que está mal”, zanja Magdalene Visaggio.