Los italianos cambiarán su forma de rezar el Padre Nuestro. A partir del año que viene dejarán de decir “Y no nos dejes caer en la tentación”, que será sustituido por “No nos abandones a la tentación”. Es una de las principales novedades del nuevo Misal Romano elaborado por la Conferencia Episcopal Italiana, respaldado por la Congregación para el Culto Divino y rubricado por el Papa. Dos décadas de trabajo que ahora ven la luz después de que la anterior edición del misal datara de 2002.
Con su presidente al frente, el cardenal Gualteiro Bassetti, ayer le entregaron a Francisco el primer ejemplar de una edición que estará disponible en las librerías italianas a finales del mes de septiembre por 110 euros. Los párrocos tienen de plazo para hacerse con el misal antes del 4 de abril de 2021, esto es, en la Próxima Semana Santa, cuando será obligatorio su uso.
De esta manera, el Padre Nuestro en las misas adopta la versión italiana del Leccionario y de la Biblia, que ya había introducido el cambio en 2008. Este salto ya lo dieron también los obispos franceses. “’No nos dejes caer en la tentación’ es una mala traducción. Soy yo quien caigo, no Él que me arroja a la tentación para ver cómo caigo. Un padre no hace esto, un padre ayuda a levantarse inmediatamente. Lo que lleva a la tentación es Satanás”, considera el Papa sobre la necesidad de perfilar la expresión.
En esta misma línea se ha manifestado el arzobispo y teólogo Bruno Forte: “La expresión ‘tentación’ es correcta y el verbo que le corresponde debe ser un verbo que nos haga comprender que el nuestro es un Dios que ayuda, que nos ayuda a no caer en la tentación. No es un Dios que de alguna manera nos tiende una trampa. Ésta es una idea absolutamente inaceptable”.
Pero no solo se retoca la oración básica de los cristianos. También se altera una expresión del Gloria. Si hasta ahora los italianos entonaban “Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”, la nueva expresión será “Paz en la tierra a los hombres, amados por el Señor”. También se modifican la fórmula de la consagración del pan y el vino.
“El misal no es sólo un instrumento litúrgico, sino una referencia precisa y normativa que conserva la riqueza de la tradición viva de la Iglesia”, defiende el cardenal Bassetti sobre los cambios introducidos, en tanto que considera que se trata de una “una preciosa oportunidad de formación para todos los bautizados, invitados a redescubrir la gracia y la fuerza de la celebración, su lenguaje, hecho de gestos y palabras, y su alimento para la plena conversión del corazón”