“Mostramos nuestro reconocimiento y apoyo a todas las personas e instituciones implicadas en el operativo de lucha contra el fuego, que se esfuerzan en salvar vidas humanas, aliviar daños y evitar la pérdida de animales y bienes materiales”. Así lo refleja el obispo de Huelva, Santiago Gómez Sierra, junto a su Consejo Episcopal, en un comunicado enviado a los medios tras conocerse que ya se ha conseguido estabilizar el incendio forestal declarado el pasado jueves en el paraje Olivargas (Almonaster la Real), que ha arrasado 12.000 hectáreas.
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Así lo ha avanzado el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, en su cuenta de Twitter, tras recibir la información de la última reunión técnica celebrada en el Puesto de Mando Avanzado (PMA) desde el que se coordinan todos los trabajos para la extinción de las llamas.
La Iglesia de Huelva, por su parte, afirma sentirse unida “a los pueblos y aldeas afectadas, en una misma oración, implorando de Dios el fin de esta desgracia y expresando nuestra solidaridad y ayuda fraterna para todos los que sufren las consecuencias del fuego devastador”, continúa el escrito.
Disponibles para ayudar
El prelado agradece también “el apoyo de las familias, de los amigos y vecinos, que ofrecen una asistencia imprescindible en medio de esta calamidad, así como la solidaridad de las Cáritas parroquiales, hermandades y otras asociaciones de las parroquias afectadas y de las demás asociaciones civiles”. Asimismo, “con nuestras parroquias, Cáritas Diocesana y otras instituciones eclesiales, mostramos nuestra disponibilidad para la acogida y la ayuda que sea necesaria”, remata.
Para Gómez Sierra, “contemplar el paisaje que el fuego va dejando tras de sí, nos lleva a tomar más conciencia de cómo hemos de cuidar, respetar y valorar la naturaleza, como un don que recibimos y un legado que debemos esforzarnos por transmitir a las generaciones futuras; de ahí la enorme responsabilidad de todos en cuanto a su uso y cuidado”.
En medio de la desesperanza, la Iglesia onubense invita a no caer en el desánimo: “La amenaza del coronavirus y sus desastrosas consecuencias económicas y sociales y, ahora, el gran incendio que nos aflige, pueden llevarnos a un profundo desánimo. En circunstancias como estas, es importante rezar y mantener la esperanza. Recordando las palabras de Jesús, ‘Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré'(Mt 11,28), pedimos a Dios que mire compasivo nuestra aflicción, alivie las fatigas de sus hijos y confirme nuestra confianza en su providencia. Así, podremos afrontar los trabajos presentes y futuros para recuperar lo antes posible nuestra tierra y ayudar con generosidad a cuantos hoy viven en la angustia”.