La diócesis alemana de Osnabrück ha anunciado, tal como recoge Katholisch, que durante una semana la predicación e interpretación de la palabra de Dios quedará en manos de las mujeres. El proyecto, que tendrá lugar entre el 13 y el 20 de septiembre, estará acompañado por servicios concretos que se celebrarán antes y después de este periodo, tras el cual las mujeres opinarán.
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La catequista Hildegard von Bingen es la patrocinadora del proyecto, para el cual, las mujeres que deseen participar pueden comunicarse con su consejo parroquial o equipo pastoral. Este proyecto nace con motivo del Año Internacional de la Palabra de Dios. Ante ello, la oficina de pastoral femenina de la Conferencia Episcopal Alemana (DBK) invitó a las mujeres a predicar e interpretar la palabra de Dios en grupos y comunidades en sus respectivos lugares. Además, las mujeres pueden enviar sus sermones y catequesis hasta el 31 de diciembre. Los textos seleccionados se publicarán en un libro.
“Vistas y escuchadas en la liturgia”
El derecho canónico establece que los laicos “de acuerdo con las disposiciones de la Conferencia Episcopal” pueden predicar en iglesias y capillas “si es necesario en determinadas circunstancias o si se aconseja que sea útil en casos individuales”. Sin embargo, la homilía, el sermón durante la Santa Misa, que interpreta las lecturas dadas anteriormente, está reservado para sacerdotes y diáconos. Sin embargo, la “Ordenanza del servicio de predicación de los laicos”, publicada en 1988 por la Conferencia Episcopal alemana, estipula que los laicos pueden predicar en los servicios de adoración de la palabra.
“Creemos que ahora tenemos que ampliar un poco el marco para que las mujeres en particular con sus carismas puedan ser vistas y escuchadas con más fuerza en la liturgia y la predicación”, ha dicho Inga Schmitt, consultora en el área de comunicación de fe en la Diócesis de Osnabrück. Asimismo, explica que el objetivo de la campaña es hacer que las mujeres se hagan más visibles en los servicios de la iglesia, “y también en nombre de todas las demás personas no consagradas”. “No basta con dar testimonio en un contexto familiar o en el trabajo”, asevera.