Del 21 al 28 de agosto se llevó a cabo el “Encuentro Global Urbano. Iglesia en salida virtual”, al que se unieron de manera digital responsables de Pastoral Urbana de Latinoamérica, Estados Unidos y México.
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De México, hubo presencia de células de pastoral urbana que trabajan en ciudades importantes como Tijuana, Poza Rica, Guadalajara, Culiacán, Hermosillo, Valle de Chalco, Nezahualcóyotl, Ecatepec, Cuautitlán, y por supuesto, Ciudad de México.
En entrevista para Vida Nueva, el sacerdote Benjamín Bravo, ex presidente de Pastoral Urbana en Red, explicó que el objetivo del foro virtual fue “revitalizarnos en este periodo de pandemia y probarnos que es posible avanzar usando los medios virtuales de comunicación; todos salimos convencidos”.
Laicos, los principales representantes de la Pastoral Urbana
En el encuentro se tuvo una asistencia diaria promedio de 250 personas, lo cual se logró gracias al apoyo que se dio a través de algunas organizaciones, como la propia Pastoral Urbana en Red.
“Por ejemplo, Poza Rica apoyó con becas para Ecuador, y otras diócesis también apoyaron a Argentina. Daba gusto ver grupos de Chile, de Perú, Panamá, Brasil, así como de Estados Unidos“, expresa el padre Benjamín Bravo.
Los laicos fueron la mayoría de los asistentes, alrededor de un 70 u 80% “y es que -dijo– la Pastoral Urbana fue iniciada principalmente por laicos. En México, hace más o menos 12 años, fueron ellos los que nos invitaron a unirnos para conformarla”.
La dinámica del encuentro
Explica el sacerdote que para todos había dos conferencias de 20 minutos, cada una. Posteriormente se pasaba a las salas previamente elegidas para explicar cómo ha avanzado la Pastoral Urbana tanto en periodos presenciales como durante la pandemia.
“Hubo 11 salas, y no se perdía tiempo porque la central electrónica del grupo de Pastoral Urbana de Culiacán, fue un ejemplo de ejercicio virtual preciso”, destaca el padre Bravo.
Cada sala tomó una cultura urbana: la cristiana católica, la religiosa popular, la cultura de creyentes pero no practicantes, la secular, la de los guetos, la de la increencia organizada, la de juventudes. En cada una el tema era cómo trabajó con dicha cultura. “El mutuo enriquecimiento ayudó a abrir horizontes”.
Precisa que se optó por hablar de culturas porque los territorios se han debilitado durante la pandemia. “Las búsquedas de un sentido de vida se han agotado con la pandemia y es urgente que la Iglesia no abandone o desaparezca en estos momentos que la gente busca respuesta”.
“Para responder haciéndonos presentes se abordó los dos sujetos: la parroquia y los movimientos eclesiales; la primera es territorial, la segunda cultural; una se propone generar en los bautizados la ministerialidad o servicio misionero. Estos, en cambio, la conversión personal gracias a la proclamación del kerigma. Se consideraron formas de aprender unos de otros”.
El tercer día del encuentro se planeó la teorización de lo vivido, cómo usar los medios electrónicos y los lenguajes virtuales. Cómo ir más allá de fronteras territoriales que han caído con el coronavirus.
“Se concluyó con la convicción de que cada uno de los asistentes en el lugar que se encuentra tiene que contagiar de la visión urbana que que hoy se ha convertido en global, porque de la ciudad brota lo global.. Y aquel que quiera unirse, aunque sea por unos minutos, sale con más sentido; ordena el desorden existencial, vuelve a experimentar un mundo con sentido al salir del caos que esta pandemia nos ha hecho experimentar”.
Para el padre Benjamín Bravo, “ya no hay regreso. Esta forma de evangelizar será la que ya es. Lo presencial seguirá, pero ya con menos fuerza y número“.
Finalmente, el sacerdote hizo un llamado a las personas interesadas en los temas de la Pastoral Urbana a obtener más información a través de los Cuadernos publicados en la página en internet de la pastoral. El número más reciente de esta revista de lectura disponible en línea se titula “La Iglesia de casa”.