Cuatro años de la canonización de la Madre Teresa de Calcuta. El 4 de septiembre de 2016, el papa Francisco canonizaba a la fundadora de las Misioneras de la Caridad junto a otros nuevos santos en la plaza de san Pedro. Es una de las figuras más relevantes y admiradas del siglo XX, y en la Iglesia, una de las más queridas. Vida Nueva ofrece a continuación varios rasgos de su vida y su trayectoria, para conocerla un poco mejor.
Agnes Gonxha Bojaxhiu nació el 26 de agosto de 1910; pero ella no celebraba el día de su cumpleaños, sino el de su bautismo, que fue al día siguiente.
Nació en la ciudad de Üsküp, hoy Skopie, que en aquel momento estaba bajo el Imperio Otomano, aunque, tras su declive, en los años sucesivos pertenecería a Serbia, Bulgaria y Yugoslavia. Desde 1991, Skopie es la capital de Macedonia. No obstante, madre Teresa llevaba 18 años viviendo en Calcuta cuando la India se emancipó del Imperio Británico, en 1947, y ella se apresuró a solicitar la nacionalidad india, que se le concedió en 1951. Con todo, se la identifica como albanesa porque esa era la nacionalidad de sus padres. “De sangre, soy albanesa. De nacionalidad, india. En cuanto a la fe, soy una monja católica. Por mi misión, pertenezco a todo el mundo. Por lo que se refiere a mi corazón, pertenezco completamente al corazón de Jesús”, respondió una vez a un periodista.
Murió el 5 de septiembre de 1997, a los 87 años, en la Casa Madre de la Congregación, en Calcuta, donde está enterrada. Su salud había empeorado el año anterior, con varios fallos de corazón, que al final se agotó; también padecía malaria. Su última aparición pública había sido el 27 de agosto, con motivo de su cumpleaños. El Gobierno de la India le concedió un funeral de estado, honor reservado para pocas personalidades.
Entre las figuras que la inspiraron de joven, destacan Francisco de Asís, Ignacio de Loyola y Teresa de Lisieux, de quien tomó su nombre.
A los 18 años, Gonxha dejó su casa, para ingresar en el Instituto de la Bienaventurada Virgen María, conocido como Hermanas de Loreto, en Irlanda. Después de profesar sus primeros votos, la ya Hermana Teresa fue destinada a la comunidad de Loreto Entally en Calcuta, adonde llegó en enero de 1929, después de un viaje de cinco semanas en barco. Durante varios años estuvo enseñando en la Escuela para chicas St. Mary, centro del que llegó a ser directora en 1944.
Fue el 10 de septiembre de 1946. Madre Teresa viajaba en tren hacia Darjeeling, para su retiro anual en la casa de la congregación de Loreto. En un determinado momento, sufrió una “llamada dentro de la llamada”, un gran impacto interior que le obligó a reorientar su vida: tuvo una experiencia de Dios de tal fuerza que, cuando se bajó del tren, se sentía una persona distinta. Ella lo explicaba diciendo que había recibido el mandato divino de terminar con su vida en Loreto y salir a servir a los más pobres de entre los pobres. En los meses siguientes, las visiones se multiplicaron, hasta que llegó el momento de la fundación de las Misioneras de la Caridad.
Después de dos años visitando los barrios pobres, ocupándose de niños y ancianos, la fecha oficial de la fundación de las Misioneras de la Caridad es el 7 de octubre de 1950. En 1965, Pablo VI declaró la congregación de Derecho pontificio, y a la casa de Calcuta siguieron otras en diversas zonas de la India, Venezuela, Roma, Tanzania, Austria… Y siguió fundando obras: los Hermanos Misioneros de la Caridad, la rama contemplativa de las Hermanas, los Hermanos Contemplativos y los Padres Misioneros de la Caridad Y, más allá de la vocación religiosa, creó los Colaboradores de Madre Teresa y los Colaboradores Enfermos y Sufrientes, Misioneros de la Caridad Laicos y el Movimiento Sacerdotal Corpus Christi.
Actualmente, las Misioneras de la Caridad son más de 4.500 hermanas que atienden a niños, ancianos, leprosos, enfermos mentales, víctimas de sida, refugiados, exprostitutas… en cientos de comedores, clínicas y escuelas en más de 133 países.
Recibió el Premio Nobel de la Paz en 1979, por su “trabajo emprendido en la lucha por superar la pobreza y la angustia, que también constituyen una amenaza para la paz”. Antes, había recibido otros premios por parte del Gobierno indio, incluido el Bharat Ratna en 1980, el más importante concedido a un civil en la India. Entre otros muchos galardones y reconocimientos mundiales, el 6 de enero de 1971, Pablo VI le entregó el premio internacional por la paz ‘Juan XXIII’
En 2007, el postulador de la causa de canonización, Brian Kolodiejchuk, publicó el libro ‘Ven, sé mi luz’, que recogía cartas íntimas de madre Teresa a sus directores espirituales a lo largo de toda su vida. Esta correspondencia reveló que, a la vez que ella realizaba una tarea caritativa admirable de puertas afuera, en su interior la religiosa había experimentado una “terrible sensación de pérdida”, “soledad”, “oscuridad”, “sequedad”, en sus propias palabras, motivado por su deseo de saciar su sed de Jesús, motor de su vida. “Cuanto más abandonada por Jesús me siento, mayor es mi ansia de Él”.
En 2002, el Vaticano reconoció como milagro la curación, en 1998, de Mónica Besra, una mujer bengalí que padecía un tumor abdominal. El segundo milagro por el que se autoriza ahora la canonización tuvo lugar en 2008, y es la curación de un brasileño de 35 años que sufría múltiples tumores cerebrales y que se curó de un modo “inexplicable científicamente”, después de que su mujer pidiera la intercesión de madre Teresa.
Tuvo lugar el 19 de octubre de 2003, en una misa celebrada por Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro, ante cientos de miles de personas. El papa polaco era un gran admirador suyo, especialmente desde que había conocido su obra en la India en 1986. El último encuentro entre ambos tuvo lugar el 29 de junio de 1997, festividad de San Pedro y San Pablo.