Colegio San José: vuelta al cole con tableta y mascarilla en el barrio del Lute

Si buscas en internet las últimas noticias destacadas del barrio de Pizarrales, en Salamanca, aparece el juicio por el asesinato de ‘La Amparo’, la muerte en la soledad de su vivienda de un hombre de 45 años, el robo de otro Seat León o las penúltimas reyertas familiares por menudeo de droga. En este ambiente, en el que en 1942 nació en una chabola Eleuterio Sánchez, el Lute, famoso merchero que burló varias veces las cárceles franquistas, también se va a la escuela.

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En 1955, los salesianos dejaron unos locales que tenían en el centro de la ciudad para poner en marcha unas Escuelas Profesionales. Desde entonces el Colegio Salesiano San José crecería acogiendo no solo diferentes especialidades de Grado Medio y Superior, sino también abriendo una línea de Infantil, Primaria y ESO para la población del barrio.

En las etapas obligatorias predominan las familias humildes del entorno. Precisamente, para apostar por la innovación educativa, el centro cuenta desde 2015 con un Plan Digital puntero reconocido por la administración regional. La tecnología ofrece muchas facilidades a la hora de adaptarse a las exigencias de la situación sanitaria. “Lo importante es que cada uno de nosotros sea educador, aunque sea en mitad de una pandemia” señala Lauro Martín, director del centro.

Con los debates de fondo sobre las ayudas públicas a la escuela concertada, el gasto extra en limpieza y en productos específicos contra el coronavirus se dispara y los colegios situados en zonas más vulnerables se resienten. Sin embargo, “la prioridad es la salud de los alumnos y de los trabajadores”, señala el director que ha trabajado con su equipo en un plan especial de inicio de curso en el que se contemplan medidas respecto a las distancias, itinerarios de entradas y salidas, desinfección de los espacios o cómo actuar en los recreos, en el comedor escolar, las tutorías con las familias, la biblioteca o los casos específicos de los alumnos más pequeños. El documento recoge hasta el más mínimo detalle para que la prevención –que es uno de los signos de identidad del estilo pedagógico del centro– sea una realidad.

El seguimiento de los alumnos

Hay medidas que no suponen una inversión a mayores, sino el esfuerzo de los profesores. Para ello, en el centro han establecido entradas escalonadas, se han habilitado todos los accesos posibles de tal manera que haya docentes en todas las puertas facilitando el acceso más directo a los espacios. Otro elemento importante, apunta Martín, “es la información a las familias a las que hay que hacerles llegar los protocolos, pero también transmitirles tranquilidad”.

En un barrio donde todos se conocen, el seguimiento de los alumnos que puedan presentar absentismo siempre se ha hecho de forma muy fidedigna. En este caso, “lo hemos vivido desde el mes de abril, el seguimiento de los alumnos que van siendo mayores y tienen menos motivación o que las familias no pueden estar encima para que cumplan con sus tareas es un frente abierto al que hay que prestar atención”, comenta Mónica Gil, tutora de 2º de la ESO.

Ensayo con éxito

Las clases con mascarillas y ventilación continua ya se han ensayado en julio, ya que el de Pizarrales fue el único centro concertado de Salamanca que acogió el programa de “Éxito educativo” impulsado por la Junta de Castilla y León en el que participaron alumnos de diferentes colegios de la localidad para repasar Lengua, Matemáticas e Inglés. “Aunque los chicos y profesores tenían cierto miedo el primer día, todos estaban muy sensibilizados y enseguida incorporaron a la rutina las mascarillas o el lavado de manos continuo”, señala el director.

Por el camino quedan apuestas que el centro había hecho sobre nuevas metodologías cooperativas y de mayor trabajo en equipo, eliminando la distancia entre pupitres y ensayando distintas configuraciones del aula, ahora la didáctica y la tecnología suplen la distancia física creando nuevos canales de conexión entre los alumnos entre sí y con los profesores.