“El Evangelio de este domingo nos invita a reflexionar sobre la doble dimensión de la existencia cristiana: la dimensión comunitaria, que requiere la protección de la comunión, y la personal, que requiere atención y respeto por cada conciencia individual”, ha dicho el Papa en el rezo del ángelus de hoy, 6 de septiembre.
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Es decir, Jesús, para corregir “al hermano que cometió un error”, sugiere “una pedagogía de recuperación”, dividida en tres pasos. “En primer”, ha apuntado Francisco, “adviértele a él solo, no publiques su pecado”. Esto hay que hacerlo “con discreción, no para juzgarlo sino para ayudarlo a darse cuenta de lo que ha hecho”. Sin embargo, el Papa reconoce que no siempre es fácil poner en práctica esta enseñanza de Jesús. “Existe el temor de que el hermano o la hermana reaccionen mal; a veces no hay suficiente confianza con él o ella…”, ha subrayado.
“También puede ocurrir”, ha continuado, “que pesar de mis buenas intenciones, la primera intervención fracase”. En este caso no hay que darse por vencido, “sino recurrir al apoyo de algún otro hermano o hermana”, que sean dos o tres personas quienes hagan ver a la persona el error. “Pero Jesús va más allá: los dos testigos no deben acusar ni juzgar, sino ayudar”, ha añadido el Papa.
Acabar con el cotilleo
“Esta enseñanza de Jesús nos ayuda mucho, porque lo primero que hacemos cuando vemos que alguien está equivocado es ir a decírselo a los demás. A cotillear”, ha señalado. Y los cotilleos “cierran el corazón a la comunidad, cierran el corazón a la Iglesia”. El papa ha subrayado que “el gran cotilla es el Diablo, que siempre va diciendo las cosas feas de los demás, intentando alejar a los hermanos y hermanas y que no hagan comunidad. Por favor, no cotillear. El cotilleo es una peste más fea que el Covid”. “Hagamos un esfuerzo”, ha añadido.
“En este caso, añade Jesús, ‘dile a la comunidad’, es decir, a la Iglesia”, ha apuntado. “Hay cosas que no pueden dejar indiferentes a otros hermanos, ya que se necesita un amor mayor para recuperar al hermano”, ha dicho. “Pero a veces incluso esto puede no ser suficiente”, ha subrayado. Es en estos casos cuando hay que, como dice Jesús, hacer que “sea para ti como pagano y recaudador de impuestos”.
“Esta expresión, aparentemente tan despectiva, en realidad nos invita a poner a nuestro hermano en las manos de Dios: sólo el Padre podrá mostrar un amor mayor que el de todos los hermanos juntos”, ha apostillado el Papa. “Por tanto, no se trata de una condena sin apelación, sino del reconocimiento de que a veces nuestros intentos humanos pueden fracasar, y que sólo estar solo ante Dios puede poner al hermano ante su propia conciencia y la responsabilidad de sus actos”.