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El arzobispo de Oviedo, contra la gestión de la pandemia por parte del Gobierno: “Ha habido mentiras y estrategias en el control de la libertad”





El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ha destacado en la homilía en la Festividad de la Virgen de Covadonga, celebrada hoy, 8 de septiembe, la “sensatez, prudencia y razonables medidas” del Principado ante la pandemia del Covid-19 como “excepción” a una “mala gestión” de la crisis sanitaria, según informa Europa Press.



Así ha hablado el prelado en la Basílica de Covadonga, ante un aforo reducido por las medidas de seguridad pero al que no han fartado representantes de los grupos parlamentarios y diversas autoridades, entre ellos, el presidente del Principado, Adrián Barbón. El arzobispo ha criticado que la gestión de la pandemia haya sido “desigual”, y que esto “desazona” a los ciudadanos.

Para Sanz Montes ha sido un periodo de “mucha improvisación, no pocas mentiras, y la intervención de la vida de una entera sociedad donde los sentimientos, los divertimentos, las creencias, la libertad, quedaban confinadas al albur de los ‘magos de oz’ o de los gurús con los martillos de siempre”.

“Perpetuarse en las poltronas del poder”

“Si hay engaño, improvisación, intereses inconfesables que esconden sus estrategias en el control de la libertad de las personas, de sus movimientos, de sus decisiones, estamos entonces ante una mala gestión que no busca el bien de las personas en una tragedia como la que nos asola, sino perpetuarse en las poltronas del poder o aspirar a desbancar a los que se sientan en ellas”, ha subrayado.

“Tanto más cuando vemos que van pasando los bochornos estivales dando entrada a nuevos sofocos que habrá que reconducir responsablemente. Porque la circunstancia que estamos viviendo desde marzo con esta malhadada pandemia, pone fuego a nuestra vida alterándola demasiadamente”, ha añadido.

“Parecía que la así llamada ‘nueva normalidad’ vendría por decreto, y que funcionaría porque así lo decide quien tiene el timón de la nave”, ha dicho, “pero luego la realidad es más libre o más terca, y no se ajusta sin más a los intereses políticos o económicos de quienes con este virus dibujan a su antojo y pretensión el mapa de nuestras vidas y sus estimaciones electorales”.

Asimismo, considera que la crisis del coronavirus se ha gestionado a veces “alertándonos con pánico, otras diciendo que no pasa nada”. Unos momentos “en los que no podemos salir del búnker doméstico, y otras con un pistoletazo de salida para un casi ‘vale todo’ con mascarilla y las medidas de distancia. Y también los hay que se aprovechan de esta tragedia para intentar censurar la libertad religiosa a golpe de ordeno y mando”, ha añadido.

En favor de Asturias

Sin embargo, el arzobispo ha matizado en que “hay una plausible excepción que se refiere a nuestra región asturiana, donde la crisis sanitaria se ha planteado y gestionado con sensatez, prudencia y razonables medidas, en medio de un aluvión de gentes que nos han visitado en estos meses de verano”. “Lo he dicho en varias ocasiones: que la gestión que de esta circunstancia se ha hecho en Asturias es de agradecer en el noble intento y el cuidadoso tiento con el que nuestras autoridades autonómicas y municipales, nuestros sanitarios y fuerzas de seguridad, han hecho bien sus deberes dentro de lo mejorable que tiene toda acción humana. Yo lo vuelvo a agradecer públicamente”, ha subrayado.

“Nuestra prisa tiene que ver con la paz y el bien, la certeza y la esperanza, donde podamos realmente tomar de nuevo la vida entre las manos, recuperar el beso y el abrazo, los brindis y los encantos, la fe y la libertad que nunca nada ni nadie puede dejar confinadas”, ha explicado. “Así se lo pedimos a nuestra Madre ‘la Santina’, aquí en su Santuario, en una fecha en la que toda Asturias se viste de fiesta en su día”, ha concluido.

“Que la Virgen de Covadonga nos acompañe en este insólito comienzo de curso, que no deje de protegernos, para que la llama de la esperanza siga alentando nuestras vidas y la fortaleza de la fe nos haga serenos”, ya que, solo así “podremos aportar los cristianos el testimonio de la caridad como don supremo para los que sufren todas las consecuencias sanitarias y económicas que genera esta prueba tremenda de la pandemia que estamos sufriendo”.

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