La diócesis de Osma-Soria quiere que las catequesis sean presenciales. O, al menos, intentarlo, desde las limitaciones que plantea la emergencia sanitaria del coronavirus. Así se desprende del documento elaborado por la Delegación episcopal de catequesis y la Vicaría General, para poner en marcha este curso pastoral.
El Obispado busca que se retomen los encuentros personales y comunitarios “puesto que es en el ámbito comunitario de la parroquia donde mejor puede cumplir sus fines y desarrollar toda su fuerza educativa e iniciática en la fe”. Sin embargo, en el texto sobre las orientaciones se admite que “todavía vamos a vivir una delicada situación a causa de la pandemia que estamos sufriendo”.
De hecho, se insta a preparar en paralelo “materiales y soluciones alternativas que garanticen la continuidad de la educación en la fe para los catequizandos” en caso de que tengan que suspenderse las reuniones presenciales por un aumento de los contagios.
Entre las medidas que plantea la región pastoreada por Abilio Martínez, se plantea que los grupos no se reúnan más allá de 45 minutos, siempre con mascarilla, gel hidroalcohólico a la entrada y “en ningún caso superiores a ocho miembros”, impedir el acceso a las salas a los padres, extremar la higiene y ventilación en los espacios comunes, aseos -en los que se prohíbe el uso de toallas- y lugares de reunión.
Es más, se da libertad a los párrocos para utilizar el templo parroquial para la catequesis si así se aminora el riesgo de contagio. De la misma manera, se recuerda que “se tendrá especial cuidado en el traslado de los niños a la capilla”.
“Los niños han de estar sentados a una distancia de 1,5 metros, evitando el ‘frente a frente’. Si en las salas hay mesas grandes que impiden esta distancia hay que quitarlas y dejar solo sillas”, recomienda el protocolo de la diócesis castellanoleonesa. Incluso se busca replicar los grupos burbuja escolares: “Se procurará que los niños del mismo colegio, incluso de la misma aula, formen parte del mismo grupo. No podrán asistir a otro grupo, aunque sea del mismo nivel. El criterio que debe primar es la pertenencia a un grupo estable”.
El documento soriano aterriza a detalles tales como evitar “el mínimo movimiento posible” en las dinámicas que se realicen en el grupo y garantizar que los niños tengan su propio material. “Cada catequista llevará un registro de asistencia de cada sesión por si es requerido por las autoridades sanitarias en caso de posibles contagios”, se reclama desde el Obispado.
Además, se invita a los párrocos y a los agentes de pastoral que se creen listas digitales de difusión con las familias para facilitar una comunicación instantánea para reaccionar con celeridad, además de promover misas dominicales que, de alguna manera, estén ‘reservadas’ para los niños que se preparan para recibir los sacramentos y sus padres para animarles a participar con todas las garantías posibles.
Conscientes de que parte de los catequistas son población de riesgo por su salud o su edad, desde el Obispado piden a los párrocos que valoren si es conveniente que ejerzan su ministerio en el contexto actual. Además, cada catequista llevará un registro de asistencia de cada sesión por si es requerido por las autoridades sanitarias en caso de posibles contagios.