El Arzobispo de Salta, Mario Cargnello, avisó a la feligresía que fue difícil la decisión de suspender la procesión, pero la realidad se impuso, con un gran aumento de contagios por coronavirus. Con esta situación epidemiológica, se priorizó la salud de todos los fieles.
Dijo que, a lo largo de estos meses, la Catedral Basílica y todas las parroquias respetaron rigurosamente los protocolos fijados por el Comité Operativo de Emergencia (COE). Con el objetivo de ofrecer un ambiente cuidado desde lo sanitario, los días previos a la novena, se limpió, desinfectó y delinearon los espacios y los accesos al Santuario.
Sin embargo, las autoridades publicaron una resolución en la que se restringe toda actividad religiosa con público en iglesias y templos, desde el 9 al 15 de septiembre. Se agrega que solo se podrán hacer celebraciones a través de los medios digitales.
Cargnello expresó: “Las circunstancias van empeorando, el número de contagiados aumenta significativamente, y las limitaciones del sistema de salud se han convertido en un colapso real. Todo nos invita a decir que las imágenes no van a salir”.
Teniendo en cuenta las decisiones de las autoridades de la Provincia, el arzobispo dispuso:
“Exhorto a los señores presbíteros a mostrar su disponibilidad para responder a las demandas de atención de enfermos o necesitados que reclaman la comunión Sacramental, la unción de los enfermos o la reconciliación”, cumpliendo con las reglas del protocolo, expresó el prelado. Luego, felicitó y agradeció el esfuerzo de todo el pueblo de Dios para colaborar, solidariamente, con quienes menos tienen.
Finalmente, Mario Cargnello recordó que “Cada corazón es un templo. Allí se produce el encuentro con el Señor. Por eso, el Milagro culmina en un Pacto, es decir en la Alianza entre el Señor y cada uno de nosotros. Es allí donde el corazón se enardece y le puede decir gritando al Señor: iSomos tuyos y Tú eres nuestro! Estoy convencido que este año lo gritaremos… quizás secando una lágrima. La Santísima Virgen nos abrazará con su ternura de Madre, estamos en el cuenco de sus manos”.