La Revista CLAR dedica su más reciente edición (Vol. 57, No. 3) al Sínodo de la Amazonía y a la Exhortación Apostólica Postsinodal ‘Querida Amazonía’. De los 13 artículos de reflexión y experiencias que presenta, publica en acceso abierto una entrevista al cardenal Michael Czerny, subsecretario de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, quien hace un balance del antes, durante y después del Sínodo Panamazónico, así como de los retos que representa para la vida religiosa latinoamericana y caribeña.
- LEE Y DESCARGA: ‘Un plan para resucitar’, la meditación del papa Francisco para Vida Nueva (PDF)
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Llamado a ‘sinodear’
Czerny, quien fuera uno de los dos secretarios especiales designados por el papa Francisco para el Sínodo de la Amazonía, se considera “un testigo privilegiado de este proceso” y, por tanto, se siente movido a “comunicar, para acercar, para transmitir, para ‘sinodear'”. “Personalmente, esta experiencia ha significado una gracia, un regalo. Este regalo siento que lo he recibido para compartirlo con otros en la Iglesia y el mundo“, dice.
Tras su creación como cardenal el 5 de octubre de 2019 –en la antesala del inicio de Sínodo Panamazónico–, siente que su misión se ha “intensificado” apelando a lo esencial de su vocación religiosa: “ahora soy cardenal, pero soy el mismo religioso, sacerdote y hermano que continúa caminando con muchos (…), que buscamos con nuestro papa Francisco una Iglesia en salida, que llega hasta los pueblos originarios, vive con ellos su sufrimiento, sus esperanzas y los tiene en su corazón”.
Durante el Sínodo –confiesa– se preocupó por “registrar las voces” que resonaron en el Aula Pablo VI, con una particular atención por el sensus fidei para “ayudar a reconocer la presencia del Espíritu Santo y su invitación a seguir navegando y recorriendo nuevos caminos“. “Fueron días de escucha, de silencio, de oración, de discernimiento y de la Palabra”, recuerda, destacando el interés personal de Francisco por estar presente lo más posible en las sesiones.
La universalidad de ‘Querida Amazonía’
Al referirse a los frutos del Sínodo y, en concreto, al Documento final y a la exhortación apostólica postsinodal Querida Amazonía, que considera dos partes de “un mismo díptico”, subraya que “esta exhortación que es para la Amazonía pero también para toda la Iglesia Universal”, y añade que “el papa Francisco escribe esta carta de amor para ese paraíso herido, para sus hijos e hijas que sufren estas heridas y que están en riesgo. Escribe a la Iglesia que lucha, preserva, custodia y es capaz de entregarse y encarnarse en la Amazonia“.
El cardenal recomienda a los religiosos latinoamericanos hacer “una lectura orante tanto del Documento Final como de Querida Amazonía” para desentrañar los caminos nuevos que allí se ofrecen como posibilidades. “En el Documento Final hay casi 200 propuestas concretas, y la gran mayoría de ellas presentan nuevos caminos, o una renovación de caminos, o una reorientación de caminos”.
La Iglesia como aliada
Czerny se desmarca de la tentación de reducir el Sínodo a unos cuantos aspectos. Sin embargo, destaca algunos asuntos que gran alcance en materia de conversión, como la ritualidad amazónica, las nuevas perspectivas de ministerialidad, las nuevas formas de evangelización y la ecología integral, con sus implicaciones pastorales en la “defensa de los derechos, de los pueblos, de sus territorios”, afirmando el papel de la Iglesia como “una verdadera aliada, que acompaña en estas luchas para que haya vida y vida en abundancia”.
“Las y los consagrados estamos llamados a recorrer con la diversidad de carismas estos nuevos caminos, pero juntos, en sinodalidad, con otros”, asevera el cardenal, al referirse a las implicaciones del Sínodo para la vida religiosa latinoamericana y caribeña, acentuando la importancia de “permanecer en las comunidades más remotas, aprendiendo las lenguas indígenas y respetando las culturas”.
Aunque “son tiempos de mucha desesperanza”, también está convencido de que “la crisis que se vive en Amazonía podría ser un llamado a la esperanza cristiana más allá de toda esperanza humana“. De ahí la llamada a seguir soñando con el Papa, porque “soñar es el principio de muchas acciones y nos ayuda a no perder la esperanza”.
Foto: Paul Haring