En este mes jubilar, el papa Francisco se ha reunido en el Aula Pablo VI con los participantes en el encuentro de las comunidades Laudato si’, una iniciativa presente en Italia y en otras partes del mundo. El Pontífice ha subrayada dos claves de la ecología integral: contemplación y compasión.
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“La pandemia ha demostrado esto: la salud humana no puede separarse de la del entorno en el que vive”, ha destacado Francisco al presentar la defesa de la integralidad y armonía de la ecología. “Es evidente que el cambio climático no solo altera el equilibrio de la naturaleza, sino que también causa pobreza y hambre, afecta a los más vulnerables y a veces los obliga a abandonar sus tierras”, denunció reivindicando la equidad.
“Renuevo mi llamamiento para que se comprometan a salvaguardar nuestro hogar común”, pidió a los reunidos. “Se necesita es una voluntad real de abordar las causas fundamentales de los actuales trastornos climáticos”, reclamó trazando compromisos concretos. “Tenemos que trabajar hoy para el mañana para todos. Los jóvenes y los pobres nos pedirán cuentas”, añadió.
Contemplar más allá de la pantalla del móvil
“Hoy en día, la naturaleza que nos rodea ya no es admirada, sino ‘devorada’”, denunció. “Hartos de consumir, estamos luchando por la última App, pero ya no conocemos los nombres de nuestros vecinos, y mucho menos sabemos cómo distinguir un árbol de otro”, reclamó. Por ello ha propuesto “liberarnos del encarcelamiento del teléfono móvil, mirar a los ojos de los que están a nuestro lado y de la creación que se nos ha dado”.
“Los que contemplan aprenden a sentir el suelo que los sostiene, entienden que no están solos y sin sentido en el mundo. Descubren la ternura de la mirada de Dios y entienden que son preciosas. Cada uno es importante a los ojos de Dios, cada uno puede transformar un pequeño mundo contaminado por la voracidad humana en la buena realidad querida por el Creador”, prosiguió.
Compasión
“Si tiene compasión por los demás, si va más allá de excusas y teorías, para ver en los demás hermanos y hermanas a los que hay que cuidar. Esta es la prueba, porque esto es lo que hace la mirada de Dios, que a pesar de todo el mal que pensamos y hacemos, siempre nos ve como hijos amados”, apuntó denunciando cualquier indiferencia. Además, Francisco comentó una foto que está en la Limosnería Apostólica muestra el contraste entre una mujer que sale de una restaurante romano y una mendiga que pude en la calle.
“La compasión no es un sentimiento agradable, no es pietismo, es crear un nuevo vínculo con el otro. Se hace cargo de ella, como el buen samaritano que, movido por la compasión, se ocupa del desgraciado que ni siquiera conoce”, reclamó. “Tener compasión es una elección: es elegir no tener enemigos para ver en cada uno a mi vecino”, añadió.
También ha denunciado “el desperdicio de cosas” como algo “escandaloso”. “¡La FAO ha documentado que más de mil millones de toneladas de alimentos comestibles se tiran en los países industrializados en un año! Ayudémonos mutuamente a luchar contra el desperdicio”, invitó.
Las víctimas de la estampida de Corinaldo
Este sábado, también Francisco ha recibido a los familiares de cinco adolescentes y a una joven madre que fallecieron en una estampida en la discoteca Lanterna Azzurra di Corinaldo, en la provincia de Ancona (Italia), el 8 de diciembre de 2018. “Cada muerte trágica trae consigo un gran dolor”, algo que es “inmenso, insoportable sin la ayuda de Dios”. “Deseo ofrecerles una palabra de fe, consuelo y esperanza”, añadió.
“Sé que muchos, empezando por vuestros obispos, aquí presentes, vuestros sacerdotes y vuestras comunidades, os han apoyado con la oración y el afecto. Mi oración por ti también continúa, y la acompaño con mi bendición”, añadió Francisco que invitó a los presentes a rezar a la Virgen de Loreto por los fallecidos: Asia, Benedetta, Daniel, Emma, Matthias y Eleonora.