Rosa Montero: “Casi todos acabamos sintiendo una necesidad de espiritualidad”

Rosa Montero regresa a las librerías con ‘La buena suerte’ (Alfaguara), una novela existencialista que combina grandes dosis de misterio con un planteamiento filosófico, y en la que la escritora explora todos los laberintos y contradicciones que encierra nuestra existencia.

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PREGUNTA.- En esta novela aborda temas que son los de siempre en su literatura, pero esta vez no se percibe mordaza alguna…

RESPUESTA.- Es que la madurez de la escritura consiste en tener más libertad cada vez. No obstante, no creo que esta vez haya tenido más libertad, pero sí he llegado hasta el fondo, hasta la sustancia de la vida.

P.- Dice que lleva toda la vida intentando explicar en una novela que la vida es bella, que la vida es triste, y hacerlo de tal manera que no tenga que añadir nada más. ¡Es una tarea ímproba!

R.- Ese es el faro que ilumina el camino. Siempre escribes para intentar tocar la herida misma de la vida o el relámpago de la existencia, tan maravillosa como sombría. Conseguir atrapar un pellizco de eso es lo que buscamos todos.

P.- Es una historia sobre el bien y el mal y la necesidad de “escapar” de nuestras propias vidas. ¡Ese es el resumen mismo de una existencia!

R.- No hay una sola persona en el mundo que no haya querido escapar del encierro de su propia vida. Las vidas individuales son siempre demasiado estrechas, y el bien y el mal son nuestras obsesiones. En la novela se dice que las religiones se han inventado para poder soportar el mal y que no nos destruya. Con los años, casi todos sentimos una necesidad de espiritualidad o trascendencia. Yo, de hecho, me siento una persona muy espiritual, no creyente, pero sí muy religiosa en el sentido de ‘religare’, que pasa por trascender a la “pequeña” existencia y ver la humanidad en su conjunto. También creo que el bien gana, la luz gana, y se demuestra en esta novela.

P.- ¿Podríamos decir que es un “thriller existencial”, una novela que ha escrito de misterio tras misterio?

R.- Totalmente. No lo es al uso clásico, pero atrapa porque es un mecanismo de relojería en torno al existencialismo. Con secretos que se desvelan y se vuelven a formar con mentiras y engaños; enigmas sobre enigmas. (…)