A ellos les falta un tornillo por culpa de Dios: la verdadera historia de los curas locos

A ellos les falta un tornillo por culpa de Dios: la verdadera historia de los curas locos

“Sé un loco de amor, sé un santo, chíflate por Cristo, sólo para esto sirve la vida”. Como en molde viene esta frase de San Alberto Hurtado para un grupo de nueve sacerdotes de América Latina y España, que en el contexto del coronavirus decidió tomar el continente digital de las redes para evangelizar, es así como con biblia, sotana, cámaras, micrófonos y teléfonos inteligentes en mano, han bautizado el llamado grupo de los “Curas locos”.



En Facebook, Instagram y TikTok comparten videoclips, coreografías, transmisiones en vivo, podcast, entre otros para llevar alegría, cercanía y sobre todo acompañamiento en momentos cuando la pandemia del Covid-19 parece robar la esperanza a muchos. Este grupo ha atendido el llamado del papa Francisco de hacer lío. “Un lío del bueno”, aseguran ellos.

José Juan Montalvo Valdez, sacerdote de la arquidiócesis de Monterrey en México, mejor conocido como el padre Borre, cuenta a Vida Nueva que todo comenzó en un grupo de whatsapp: “Llevamos pocos meses y de verdad esto fue un fruto de Dios, del Espíritu Santo que nos hizo coincidir en este espacio que hizo el padre  José Varela, de Colombia, para un proyecto” fue así como “entonces empezamos a compartir anécdotas, a desahogarnos”.

“De repente no recuerdo quién haya sido, hicimos un video todos juntos y le pusimos Curas Locos en honor a ese grupo de whatsapp. Se viralizó, nos gustó la idea y estamos llevando luz en medio de esta situación de pandemia”, ha dicho el padre Borre.

Nadar contracorriente

José Varela, de la Vicaría Santa Cruz de Lorica –departamento de Códoba en Colombia– no duda en aseverar que “el Evangelio nos llama  a  nadar en contracorriente “, por ello esa locura “está arraigada en ese amor profundo de Dios que se experimenta” para no conformarse con las convenciones impuestas, porque “nosotros como sacerdotes tenemos esa responsabilidad del anuncio del Evangelio” por tanto las redes sociales son ese espacio válido para llegar a más creyentes como a los no creyentes.

El sacerdote explica que tan sólo se trata de mostrar la figura de un pastor cercano, alegre, auténtico y “deseoso de transmitir el Evangelio con todo lo que es”, porque “enfrentarte a las redes sociales supone estar abierto a los comentarios tanto positivos como negativos”, entonces “lo importante aquí es cuando los fieles llegan a lo profundo de nuestra evangelización, se encuentran con otras cosas que le dan consistencia a ese primer impacto”.

Algunas resistencias

El padre Borre lo pone en perspectiva: “Hay resistencias de algunos en cuanto a plataformas como TikTok, pero hay que entender el lenguaje la plataforma y la realidad, mientras Jesús predicaba en Las Plazas y se iba a comer con los paganos, era criticado por los fariseos”.

“En esos contextos siempre ha habido ese rechazo, de hecho, en mi tesis antes de ordenarme hice un estudio muy minucioso de las redes sociales y medios de comunicación, me encontré que en la historia, por ejemplo, el teatro tuvo sus resistencias dentro de la Iglesia por considerarse pagano y años después sale un documento donde exhortan que el teatro puede ser un medio de evangelización”, afirma Borre.

Todo es cuestión de tiempo –agrega el sacerdote– cuando “empezó la cuarentena en fue un boom, mucha gente que tenía una visión negativa le cambió la perspectiva y gracias a Dios están muy activos en las redes”, inclusive “empezamos a asesorarlos cómo transmitir en vivo”.

Al respecto Varela señala que “hay todo tipo de posiciones” para lo cual “creo que hay que apuntar a lo profundo, porque nos podemos quedar con lo superficial” por eso “utilizamos estos medios como herramienta para que la gente se tome la tarea un poco de ahondar en lo que estamos haciendo, que vean que detrás de ello llegamos a la comunidad para luego transmitir el Evangelio de una manera distinta”.

Hacia las periferias existenciales

La tarea de los ‘Curas locos’, en tiempos de pandemia, es la de cambiar el paisaje pesimista. El español Sergio Codera Casalilla, un salesiano de Don Bosco, desde hace 10 años, corrobora lo que han afirmado sus colegas: “No hubo casting de selección, ni un proyecto previo,… surgió. Todos compartimos esta inquietud y compromiso por la evangelización del continente digital”.

“Deseamos llegar a los que espiritualmente están más abandonados, a los que jamás pisarán un templo no mostrarán interés por hablar con un sacerdote” como también “a los que necesitan razones para recuperar la esperanza. Y bueno, además de todo esto… estamos un poco locos”, bromea.

Es una locura por Cristo –claro está– y “esta locura se nota en nuestra alegría y en nuestro modo de ser sacerdotes”, acota.

El padre Codera considera, como buen salesiano, que “las Redes Sociales son un buen medio para conectar, y aunque no son el único medio, para los jóvenes que son nuestro futuro y nuestro presente, son imprescindibles. San Juan Bosco insistía en la idea de valorar lo que los jóvenes valoran, para que ellos valoren lo que nosotros les queremos transmitir”.

Desde muy joven, siendo animador salesiano, usaba los medios digitales que había a su alcance (IRC, foros), contaba con 15 años en ese entonces, de allí que se describe como de “la generación que ha visto nacer todas y cada una de las redes que hoy tenemos” para “misionar y llevar la Palabra a aquellos que de otra forma sabía que no les iba a llegar”.

El valor de la amistad

En Chile, desde la diócesis de Valparaíso, José Pablo Valencia Poblete, conocido por su feligresía como el padre Jota, con 9 años de ordenado, cuenta que “la evangelización en las redes la inicié el año 2010 creando contenidos desde las redes sociales y por otra parte me tocó conducir un programa de televisión abierta durante varios años en el canal UcvTv que se llamaba Los Caminos de la Iglesia” con el cual ganó mucha experiencia.

El cura asume “este mundo digital como un nuevo gran continente de misión donde cada red social es un país distinto con su propio idioma que debo aprender, para que desde ahí pueda anunciar la verdad de Jesús”.

El padre Jota aporta un dato de interés: los Curas Locos nacen el 30 de junio de 2020. No fue planificado, de manera espontánea surgió. “Soy un convencido de que Dios juntó nuestros caminos para que nos reuniéramos”, relata al tiempo que agrega que lo más valioso de este grupo radica en el valor de la amistad: “Nos acompañamos, aconsejamos, corregimos y compartimos la vida con nuestras alegrías y tristezas”.

El joven presbítero ha mencionado que detrás de una publicación o vídeo “hay un proyecto y estrategia pastoral”, por lo que “evangelizar requiere sistematización, profesionalidad, profundidad” y “sin perder la alegría que se contagia y nos habla de Jesús, pero sobre todo debemos leer los signos de los tiempos” desde el lenguaje propio de las redes.

Los Curas Locos tienen carta blanca de sus obispos, que los animan a seguir haciendo lío, a tomarse las redes para llevar la buena nueva a todo el continente digital a los que muchos no se atreven por miedo o prejuicios. El tiempo les dará la razón. Lo decía San Francisco de Asis: “El Señor quería que yo fuera un nuevo loco en este mundo”. Mientras tanto ellos surcan la gran red para seguir contagiando, cual Quijotes 2.0, su locura por Dios.

 

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