“¡Cuánto sufrimiento podría evitarse, si el perdón y la misericordia fueran nuestro estilo de vida!”, clama Francisco en el ángelus

  • “Jesús nos insta a abrirnos valientemente al poder del perdón, porque no todo en la vida se resuelve con la justicia”, destacó el pontífice comentando el evangelio
  • El rencor, para Bergoglio, “siempre vuelve como una mosca molesta en el verano” por eso hay que dejarlo atrás
  • Toda la actualidad de la Iglesia sobre el coronavirus, al detalle

“¡Cuánto sufrimiento podría evitarse, si el perdón y la misericordia fueran nuestro estilo de

Como cada domingo, el papa Francisco se ha unido a los fieles presentes –con la preceptiva distancia de seguridad y muchos de ellos en bicicleta– en la Plaza de San Pedro para rezar la oración mariana del ángelus. En este domingo, 13 de septiembre, ha querido tener muy presente en su plegaria a los refugiados del campo de Moria, en la isla de Lebos (Grecia) que ha sufrido varios incendios. Recordando su visita y mostrando su cercanía, ha reafirmado su llamamiento para “asegurar una acogida humana y digna a las mujeres y hombres migrantes, a los refugiados, a quienes buscan asilo en Europa”.



También ha destacado en Papa que en estas semanas, en muchas partes del mundo, hay manifestaciones populares de propuesta de la sociedad civil ante el malestar por situaciones políticas críticas. El pontífice invitó a llevar adelante estas reivindicaciones “de forma pacífica sin ceder a la tentación de la agresividad y la violencia”. Así, ha pedido a los políticos que “escuchen la voz de los ciudadanos y de salir al encuentro de sus justas aspiraciones asegurando el pleno respeto de los Derechos Humanos y las libertad civiles”. Además, pidió a las Iglesias locales que se comprometan en “el diálogo y la reconciliación”.

También ha recordado que este domingo se ha celebrado la trasladado la colecta por Tierra Santa. Para Francisco, en esta pandemia, es más que nunca “un signo de esperanza y de solidaria cercanía a los cristianos que viven en la tierra donde Dios se ha hecho carne y ha muerto y resucitado por nosotros”. Ha invitado a todos a “hacer una peregrinación espiritual, con el corazón” a Jerusalén con esta participación en la colecta. También ha recordado el encuentro con las comunidades Laudato Si’.

Abiertos a la misericordia

El pontífice ha comentado el evangelio del día, la parábola del rey misericordioso que perdona la deuda del siervo (cf. Mt 18,21-35). Francisco ha destacado que “el corazón de la parábola es la indulgencia que el amo muestra hacia el sirviente con la mayor deuda”, mientras el sirviente “muestra crueldad con un compañero”. “En la parábola, encontramos dos actitudes diferentes: la de Dios –representada por el rey– y la del hombre”, destacó el Papa.

“En la actitud divina, la justicia está impregnada de misericordia, mientras que la actitud humana se limita a la justicia. Jesús nos insta a abrirnos valientemente al poder del perdón, porque no todo en la vida se resuelve con la justicia”, señaló. Para Bergoglio, “hay una necesidad de ese amor misericordioso”, por eso la invitación de Jesús de que “siempre estemos llamados a perdonar”.

Perdón en todas las relaciones humanas

“¡Cuánto sufrimiento, cuántas laceraciones, cuántas guerras podrían evitarse, si el perdón y la misericordia fueran nuestro estilo de vida!”, clamó el pontífice. “Es necesario aplicar el amor misericordioso en todas las relaciones humanas: entre cónyuges, entre padres e hijos, dentro de nuestras comunidades y también en la sociedad y la política”, prosiguió Francisco lamentando cómo en algunas familias o en el interior de la Iglesia no se vive el perdón. Francisco ha confesado que en la misa se ha parado en el versículo del libro del Eclesiástico: “Piensa en tu final y deja de odiar”, invitando a dejar el rencor “que siempre vuelve como una mosca molesta en el verano”.

Comentado la petición del Padre nuestro, Francisco destacó que “no podemos esperar el perdón de Dios para nosotros a menos que a su vez concedamos el perdón a nuestro prójimo. Si no nos esforzamos por perdonar y amar, tampoco seremos perdonados y amados”, concluyó el Papa.

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