La Iglesia en México colabora y acompaña a los pueblos originales y afromexicanos durante la pandemia de Covid-19, y lo hace a través del fortalecimiento de sus pilares de vida.
A decir de la Dimensión de Pastoral de Pueblos Originarios y Afromexicanos de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), este acompañamiento, y el hecho de que estos pueblos “tienen fuerza para resistir”, ha ayudado a que sean los menos afectados, en relación con los habitantes de la ciudad.
“Es la fuerza que tiene que ver con todo lo cultural y espiritual; saben que Dios los protege si ellos se protegen; tienen una fe comprometida”, explicó la dimensión en un mensaje difundido por la CEM.
Como ha informado Vida Nueva, durante este tiempo muchas comunidades indígenas han echado mano de la sabiduría ancestral, de la medicina tradicional y de una alimentación sana.
Pero además –señala la dimensión– la pandemia ha provocado que estas comunidades vuelvan a sus sistemas comunitarios de salud, a formas de economía ancestral, como el trueque, y se están organizando para salir adelante.
La Dimensión de Pastoral de Pueblos Originarios y Afromexicanos detalló que durante este tiempo de pandemia se ha acompañado a los pueblos originarios en el fortalecimiento de sus seis pilares de vida: territorio, trabajo comunitario, lengua materna, asamblea, autoridad comunitaria y fiesta.
En cuanto al trabajo comunitario, la Iglesia colabora con la promoción de huertos familiares y comunitarios para apoyar la canasta básica de las familias. También anima el trueque -que algunas comunidades han comenzado a ver como una forma de economía alternativa y solidaria-, y los sistemas de salud y nutrición propios de las comunidades.
Con relación al pilar de la lengua materna, se ha construido un equipo de traductores para transmitir información necesaria en el idioma a las comunidades, y se generan mensajes de ánimo traducidos a los idiomas de las comunidades.
Un aspecto interesante ocurre con las asambleas de las comunidades que se han constituido con los responsables diocesanos de dicha pastoral, pues a través de ellas se apoya a las parroquias en sus asambleas para mantener la unidad y la comunicación en torno a las diferentes decisiones pastorales en el marco de la pandemia.
Otro pilar de vida de estas comunidades son las autoridades comunitarias. En este sentido, la dimensión lleva a cabo videoconferencias desde la perspectiva de los derechos; por ejemplo, el derecho de los pueblos originarios a acceder a los servicios de salud y a reforzar los procesos comunitarios de nutrición y medicina tradicional; o la asesoría en derechos laborales para quienes han perdido su empleo.
Sin duda, uno de los pilares más importantes de los pueblos originarios es la fiesta y su espiritualidad. En este sentido, la dimensión ha promovido las jornadas orantes los días 12 de cada mes para pedir a la Virgen de Guadalupe por el país, el mundo y el fin de la pandemia; se celebran misas y se realizan “ritos de sanación del corazón, del país y de la madre tierra”.
Y finalmente, en cuanto al pilar del territorio, la dimensión trabaja para ofrecer herramientas para la defensa de los territorios comunitarios amenazados, y la elaboración de postales de sensibilización al cuidado de la madre tierra, entre otras cosas.
La Dimensión de Pastoral de Pueblos Originarios y Afromexicanos asegura que los hermanos afro también han sido afectados por esta pandemia, tanto en cuestiones de salud como económicamente, entre otras.
“Pero al igual que los indígenas –dice– han intentado no acudir a los hospitales establecidos por el gobierno para ser atendidos por el temor que se ha generado, pues tienen miedo de no salir de ahí con vida. Ellos también han recurrido a la medicina herbolaria para curarse desde sus casas y lo han logrado“. A éstas también se les ha acompañado y apoyado con alimento.