Reportajes

La Iglesia peruana frente a la pandemia





El Perú ha terminado convirtiéndose en uno de los países más golpeados por el coronavirus. Según cifras oficiales, son más de 30.000 muertos y posee la mayor tasa de mortalidad a nivel mundial: 93,28 muertes por cada 100.000 habitantes, siendo naturalmente los sectores menos favorecidos los más afectados.



Frente a esta realidad, la Iglesia ha tratado de responder desde el primer momento a través de iniciativas promovidas en cada jurisdicción eclesial: olla común, entrega de medicinas, compra de oxígeno, etc.; acciones que ahora están siendo encauzadas y fortalecidas por la Conferencia Episcopal Peruana bajo el liderazgo del arzobispo de Trujillo, Miguel Cabrejos Vidarte, en una gran iniciativa pastoral a nivel nacional llamada Resucita Perú Ahora.

Esta propuesta ha sido presentada a la prensa el pasado 29 de agosto, y tiene como objetivo: promover y fortalecer la acción solidaria, convocando a una amplia red de la Iglesia, la academia y la sociedad civil en interlocución con las autoridades del Estado, para superar la pandemia”. No pretende ser algo paralelo a lo que viene realizando el Estado peruano, sino sencillamente sumar un esfuerzo adicional en esta lucha contra el virus. Una iniciativa que llega en un momento en que las estrategias del gobierno no han estado respondiendo de manera acertada.

Iglesia y Salud

Resucita Perú Ahora es la concreción de dos cuestiones fundamentales: la primera, que responde a la vocación de la Iglesia al servicio de la salud, muy vinculada a su misión evangelizadora de procurar la salvación de la persona desde su integridad física y espiritual; y, la segunda, articular el trabajo pastoral que se ha venido realizando desde que empezó la pandemia.

Ello está en la base del programa, que ahora invita a los demás actores de la sociedad civil a sumarse y a aportar desde su campo (académico, científico, etc.), en una respuesta comunitaria de ancha base. Sin embargo, no pretende quedar solo en el campo de la acción, sino que debe procurar a largo plazo cambios en lo social, porque no hay mayor virus que la injusticia y la desigualdad. Y precisamente esta pandemia ha demostrado cuan latentes se encuentran dichos males en nuestra sociedad. Viejos problemas como la informalidad, la pobreza, la precariedad del sistema educativo y de salud, la violencia contra la mujer y la discriminación –entre otros–, han relucido nuevamente.

Campaña Respira Perú

Oxígeno para vivir

‘Respira Perú’ es una iniciativa anterior a Resucita Perú Ahora, pero está siendo canalizada hacia esta última con el fin de fortalecer su trabajo, toda vez que viene apoyando a las jurisdicciones eclesiásticas más afectadas por la pandemia (Arequipa, Trujillo, Lima, Huancayo, Puno) y cuenta con la solidaridad del empresariado y la sociedad civil. Su objetivo es llevar vida a través de la construcción de plantas generadoras de oxígeno, entrega de respiradores mecánicos y otras acciones. Hasta la fecha, son varias las jurisdicciones que se han visto beneficiadas con el aprovisionamiento de oxígeno; esta cuestión tan básica y vital en una etapa temprana de la enfermedad, evitaría que el virus perpetre más estragos en la salud.

En ese sentido, la diócesis de Chosica, bajo el pastoreo de Norberto Strotmann, Secretario General de la Conferencia Episcopal Peruana, y que abarca distritos de la zona este de la ciudad de Lima, viene esforzándose especialmente en responder a esta demanda por oxígeno, toda vez que dos de sus distritos, Ate y San Juan de Lurigancho, puntean con el mayor número de muertos por Covid-19 (2.037 víctimas).

El apoyo en oxígeno, por parte de la diócesis, surge de la necesidad de los más pobres, para quienes es casi imposible poder acceder a un balón de oxígeno. Dada la delicada situación, se viene distribuyendo desde dos puntos: la parroquia San Marcos y el local de Cáritas.

Asimismo, se viene apoyando con kits de medicamentos, ya sea para el mismo Covid-19 o para otra enfermedad que acreciente la vulnerabilidad, tales como la diabetes o la hipertensión. Esto último se lleva a cabo con el respaldo de CAFOD (Catholic Agency for Overseas Development), en coordinación con los centros de salud y policlínicos parroquiales.

Por otra parte, un actor que viene trabajando en cuanto a la provisión de oxígeno a la población, es el padre Víctor García, sacerdote español que vive en el Perú desde 1985, y que actualmente se desempeña como vicario episcopal de la Vicaría III de la diócesis de Chosica. Su principal motivación es impulsar una campaña para levantar una planta de oxígeno en San Juan de Lurigancho, un esfuerzo descomunal que implica motivar a las personas a colaborar en una causa común y articular esfuerzos con otros actores de la sociedad civil. Nos explica que, considerando el millón de habitantes del distrito, “si cada habitante pudiera colaborar con un sol, se podría recaudar un millón de soles, y eso haría posible la construcción de tres plantas de oxígeno”.

Comedor San Antonio en Perú

Adicionalmente, el trabajo pastoral de la diócesis ha sido responder con ayuda de alimentos y medicinas a personas vulnerables (pobres, ancianos, migrantes), pero a finales de julio, cuando se disparó la cifra de contagios, se hizo realmente urgente la necesidad de construir una planta de oxígeno. Como nos comenta el padre Víctor: “si bien hemos organizado oxigenatón (campañas para recaudar dinero y adquirir oxígeno), aún no se ha logrado obtener la cifra deseada”. Lejos de desanimarse, ello lo alienta a seguir insistiendo no solo entre los fieles, sino a tocar las puertas de las empresas, asociaciones, juntas vecinales, etc., con el fin de convocar a más actores a sumarse: “poniendo nuestro primer esfuerzo, todo lo demás vendrá por añadidura, como dice el Evangelio. (…) El Señor hace milagros y nos sigue diciendo hoy, denles ustedes de respirar, y lo que queremos es hacer el milagro entre todos. Jesús multiplicó los panes, porque hizo abrir el corazón de las personas y todos empezaron a compartir”.

Paralelamente, Soledad Cortez, directora de Pastoral Social de la Diócesis de Chosica, nos comenta que “en estos momentos el apoyo con el oxígeno se torna urgente; por ello, Respira Perú es una oportunidad, pero también es un reto por los costos que implica. Por esto es importante el apoyo de la empresa privada que, confiando en la iglesia, impulsa también esta campaña”.

Compromiso con los más pobres

Soledad también nos explica que, desde el equipo de la pastoral social diocesana, “siempre estamos impulsando la sensibilidad para atender las necesidades de los más pobres; esta es nuestra misión: defender y proteger la vida, pero también promoverla y hacer incidencia para vivir en una sociedad más justa y equitativa. El trabajo en equipo ha sido de suma importancia y sabemos que nuestra labor está enmarcada en el Evangelio; estamos dando testimonio del Dios de la vida, y tenemos que mostrar que la muerte jamás ha vencido a la vida. Nuestra formación y el mensaje del papa Francisco nos ha sostenido; la confianza y apoyo de nuestro obispo nos anima; el clamor de los pobres y de la Tierra nos remueve el corazón, tanto que el cansancio físico se convierte en oración de agradecimiento a Dios”.

Empadronamiento y reparto de ayudas a familias sin agua en Perú.

Esta experiencia descrita en una diócesis concreta es algo que se está viviendo a nivel nacional. La Iglesia se ha organizado sumando esfuerzo junto al Estado y la sociedad civil en un frente común contra la pandemia.

Hoy, más que nunca, la Iglesia peruana hace un urgente llamado de unidad, simplemente partiendo de algo como es la afectación de la vida de los pobres, para quienes esta pandemia ha acrecentado aún más su vulnerabilidad. Por ende, quisiera concluir con unas palabras del arzobispo de Lima, pronunciadas en su homilía del primer domingo de septiembre:

Que todos podamos colaborar en hacer el milagro de la superación de la pandemia y la reconstrucción de nuestro país con armonía y con todas las buenas intenciones que están saliendo adelante, gracias a esta inteligencia que tenemos que usar en estos momentos. Que sea siempre una inteligencia capaz de sentir con la gente.

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