El coronavirus ha afectado al de por sí debilitado sistema educativo venezolano “soslayado a nivel presupuestario e igualmente ignorado en políticas públicas”. Ha denunciado la Conferencia de Obispos de Venezuela, a través de la Comisión de Educación, en un comunicado.
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La grave crisis afecta todos los niveles –desde el prescolar hasta el universitario– sobre todo aquellas instituciones dependientes del Estado que se encuentran en decadencia “por la falta de cuidado y mantenimiento, además de hurtos y vandalismo acometidos contra las instalaciones”.
Sin condiciones mínimas
Han enumerado una serie de factores que torpedean la labor educativa en tiempos de pandemia, entre ellos “la falta de recursos económicos y tecnológicos, de una parte considerable de la población, unido al deterioro de los servicios de telefonía e internet, aumentan la exclusión del sistema”.
A esto se le suma la aguda escasez de gasolina que dificulta la movilización de estudiantes y docentes como el alto costo de la vida que “ha incidido en la creciente deserción escolar y profesional en todos los sistemas y niveles”.
Por tanto los prelados han exigido principalmente a las autoridades garantizar el cumplimiento de la Constitución que en su artículo 104 reza: “El Estado creará y sostendrá escuelas, instituciones y servicios suficientemente dotados para asegurar el acceso a la educación y a la cultura, sin más limitaciones que las derivadas de la vocación y de las aptitudes”.
Salarios de hambre
Además no es un secreto que “todo educador en Venezuela es un héroe que está subsidiando el derecho humano universal a la educación”, puesto que “el salario de nuestros docentes no cubre ni siquiera lo mínimo que establecen los indicadores mundiales para considerar que por lo menos se encuentren en pobreza extrema, por ello le calificamos de salario paupérrimo y hambreador”.
Los obispos han señalado que “los docentes son igualmente víctimas de la crisis humanitaria compleja que vive el pueblo venezolano”, mientras el número de casos de Covid-19 va en aumento “el personal docente, administrativo y obrero de todos los subsistemas educativos no cuentan con recursos económicos para la adquisición de implementos de bioseguridad confiables”.
Reconstrucción del Pacto Educativo
Frente a esta situación “como sociedad, esto nos tiene que hacer repensar la importancia que tiene la educación de la persona para responder a los grandes retos que tenemos en la cooperación social que hace avanzar a un país”, han dicho.
Por otra parte han apelado a la reconstrucción del Pacto Educativo en pos de “una política educativa integral e integradora que tome en cuenta no solo el interés superior del niño, niña y adolescente, sino también el derecho del docente y las familias a una vida digna”.
Siguiendo el ejemplo de su próximo beato, José Gregorio Hernández, apuestan por el humanismo cristiano para “educar cabeza, corazón y manos, comprendiendo la esencia de cada quien para ir a su lado, ayudándolo a descubrir y aprovechar su potencial”.
Foto: El Estímulo