João Gutemberg Sampaio ha vivido 48 de sus 58 años de vida en la Amazonía brasileña. Nació en Cruzeiro do Sul, en el Estado de Acre –la tierra de Chico Mendes–, es hijo y nieto de ‘seringueiros’ (caucheros) y, desde joven, se sintió llamado a la vida religiosa. “Me siento feliz de ser hermano marista en la Amazonía, particularmente ahora que hemos recuperado el concepto de ‘hermana Tierra’ y experimentamos cómo la fraternidad se prolonga por todo el territorio, junto con los pueblos originarios”, comentaba durante los días del Sínodo Panamazónico.
Cuando se creó la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), hace seis años en Brasilia, João lideraba la misión educativa evangelizadora de los maristas en Manaos. También formaba parte de la Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación de la CLAR, a quien representaba en Brasilia, en el histórico encuentro fundacional. El pasado 14 de septiembre se anunció su nombramiento como nuevo secretario ejecutivo de la REPAM, sucediendo al mexicano Mauricio López Oropeza.
PREGUNTA.- Cuando nació la REPAM, se afirmaba que “la Panamazonía es fuente de vida en el corazón de la Iglesia”. ¿Qué balance hace del camino recorrido?
RESPUESTA.- La REPAM ha ido transformando los sueños iniciales en realidades, dando pasos concretos a través de sus ejes de servicio y articulación con los nueve países que forman parte de la Amazonía y que participan, de una manera u otra –unos más organizados que otros–, en procesos interconectados y en profunda sintonía, aunque en diferentes contextos. En todo este tiempo, la Iglesia ha descendido a los territorios y, como red, les ha dado visibilidad y protagonismo.
P.- ¿Cómo ha sido la experiencia y la incidencia del eje de formación que usted ha liderado?
R.- En el eje de formación que articulamos desde Manaos tuvimos la intuición, desde el inicio, de no estructurarlo demasiado, y de priorizar la formación de jóvenes líderes que se comprometieran con la causa de la ecología integral y de la Amazonía. Este fue un gran acierto. Actualmente, muchos de ellos están asumiendo liderazgos en organizaciones, en diversos sectores y niveles, en los distintos países.
Esta opción por la formación también ha repercutido en los equipos itinerantes de misioneros y misioneras. Ahora va a constituirse una red itinerante animada por la CLAR y la REPAM, conectada con instituciones de educación y de formación, con universidades e institutos de pastoral.
Asimismo, como novedad del postsínodo, el eje de formación asumió la articulación de la Red de Educación Intercultural Bilingüe en la Amazonía (REIBA), que tiene su sede en Manaos y ya está vinculando a escuelas de educación bilingüe y escuelas primarias indígenas en siete países.
P.- ¿Qué tarea le compete a la REPAM en este tiempo para hacer posibles los “nuevos caminos para una Iglesia con rostro amazónico y para una ecología integral”?
R.- El ‘Documento final’ del Sínodo señala casi 200 propuestas de acción para la Iglesia en la Panamazonía. Estas propuestas han sido valoradas por el papa Francisco, que en la exhortación apostólica postsinodal ‘Querida Amazonía’ pide que sean retomadas integralmente para que se lleven a la práctica. Muchas de esas acciones recaen sobre la REPAM, y varias de ellas ya las veníamos realizando en la atención a los pueblos y en la visión panamazónica de la Iglesia en este contexto, asumiendo los gritos de las realidades de estos pueblos, la defensa de sus derechos y dando visibilidad internacional a estos clamores, para proteger la vida del bioma, de los territorios y de quienes los habitan. Con todo, será fundamental el compromiso de la REPAM para que tengamos cada vez más conocimiento, ciencia, conciencia y cuidado de la Amazonía.
P.- ¿Qué papel jugarán los pueblos originarios en esta etapa postsinodal?
Los pueblos originarios amazónicos, los amerindios, han sido fundamentales en todo el proceso sinodal, tanto en la preparación –cuando fueron realizadas muchas asambleas en los territorios– como en el aula sinodal, donde estuvieron presentes algunos representantes que hablaron como lo hicieron los padres sinodales, con el mismo derecho, y ahora, en el postsínodo, continúan siendo nuestros interlocutores.
Como REPAM, nos corresponde encontrar los medios adecuados para que participen aún más en la vida eclesial. No siempre sus formas de interlocución corresponden con nuestros modelos de asamblea o de reuniones. Sus aportes y sus reivindicaciones tienen maneras de expresión propias. (…)