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Javier Lea, el usuario de un albergue de San Juan de Dios que triunfa en el Festival de San Sebastián





Javier lea, una persona sin hogar del Albergue Santa María de la Paz, perteneciente a la orden Hospitalaria de San Juan de Dios, es uno de los protagonistas de ‘Hijos de Dios’, la película de Ekain Irigoien que se presentó el viernes 18 de septiembre en el Festival de San Sebastián.



En el film se refleja con veracidad y realismo la vida de Lea, quien, junto a su amigo Romerales, protagoniza un viaje por las calles de Madrid en el que sobrevivir sin caer en la locura se convierte en todo un arte. Lea reconoce que la experiencia del rodaje ha sido “muy bonita” y cree “que cuando la gente lo vea, sentirá muchas emociones al conocernos a Romerales y a mí, se harán sensibles a la situación que vivimos las personas sin hogar”. Asimismo, considera que la película también ayudará a eliminar prejuicios. Le ha parecido una oportunidad para que “la gente vea que las personas de la calle no somos malos, no hacemos daño a nadie, ni nos metemos con nadie”.

El director, Ekain Irigoien, se convirtió en su sombra desde 2014 con el propósito de retratar sus vidas actuales, indagar en sus pasados y comprender los recorridos vitales que ambos han tenido hasta llegar a estar en situación de sin hogar. “Lo que busco con la película es poner el foco en personas que para la sociedad resultan invisibles. Obligar al espectador a mirarlos a los ojos, a conocerlos y dejar a un lado sus prejuicios”, comenta el director, al que le encantaría que “tras ver la película, el espectador les haya cogido” el mismo cariño que les ha cogido él durante estos seis, para que así, la próxima vez que vean a alguien en la calle sean capaces de mirarlo y regalarle, aunque sea, una sincera sonrisa”.

Comprender los recorridos vitales

Tal como apuntan desde San Juan de Dios, el sinhogarismo es una situación cuyos orígenes se encuentran en la ruptura de lazos familiares, personales, laborales y sociales. Puede ser un proceso gradual o una ruptura brusca al perder la comprensión y ayuda de quienes les rodean y suelen caracterizarse porque son encadenadas, traumáticas y bruscas.

En el caso de Javier, este explica que echa “mucho de menos a mi madre adoptiva, María, la que me cuidó durante cinco años, yo era pequeño cuando ella murió, si ella hubiera vivido, mi vida hubiera sido diferente”. De esta manera, la muerte de su madre adoptiva le llevó a tomar decisiones erróneas como el consumo de sustancias adictivas. Lo cuenta porque quiere aprovechar esta oportunidad para advertir a la juventud sobre lo importante que son las decisiones propias y aconseja “que no consuman drogas, ni alcohol, porque los perjudicados van a ser sus seres queridos, y eso es muy duro”.

Asimismo, el largometraje permite visibilizar la situación de las personas sin hogar en nuestro país, entender la problemática que se esconde y eliminar estigmas sobre ellas conociendo sus historias y las causas por las que una persona puede llegar a vivir en la calle.

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