“Las personas desplazadas nos ofrecen la oportunidad de descubrir partes ocultas de la humanidad y profundizar en nuestra comprensión de las complejidades de nuestro mundo. Estamos llamados a responder a este desafío pastoral con los cuatro verbos que el Santo Padre designó en su Mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado de 2018: acoger, proteger, promover e integrar”. De esta manera ha comenzado su alocución el cardenal Michael Czerny, SJ, en el evento celebrado esta misma tarde por la Sección de Migrantes del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, la Unión Internacional de Superioras Mayores (UISG) y el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) con motivo de la Jornada que este año se celebra el próximo domingo 27.
- LEE Y DESCARGA: ‘Un plan para resucitar’, la meditación del papa Francisco para Vida Nueva (PDF)
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
El Papa, en su mensaje de este año, dedicado a los desplazados internos, aumenta sus cuatro palabras con seis pares de verbos que tratan de acciones prácticas: saber para comprender, estar cerca para poder servir, escuchar para reconciliarnos, compartir para crecer, involucrarnos para promover y cooperar para construir. En torno a ellos han girado las palabras el purpurado jesuita.
“Se supone que los actores de la Iglesia deben trabajar juntos y compartir los mismos objetivos en relación con los desplazados internos. Las organizaciones católicas como el JRS y muchas de las congregaciones religiosas que forman parte del evento de hoy están trabajando con las Iglesias locales para servir a los desplazados internos. Su cercanía puede promover una escucha más atenta a lo que los desplazados internos necesitan, esperan y aspiran”, ha indicado. Y ha añadido: “También puede estimular la participación de los desplazados internos de todos los orígenes y capacidades en las decisiones que les afectan y en los idiomas y formatos que comprenden”.
Para Czerny, “los desplazados internos deben participar en el diseño y la entrega de respuestas de protección y asistencia; en la planificación e implementación de soluciones que les afecten; y en el desarrollo de leyes, políticas y estrategias relacionadas con el desplazamiento interno”.
Un problema mundial
“Si bien la protección de los desplazados internos es responsabilidad principal de las autoridades nacionales, requiere un enfoque de todo el sistema y esfuerzos compartidos. Todos los actores, incluidas las Iglesias locales, deben unir esfuerzos para dar mayor relieve al desplazamiento interno como un problema mundial”, ha continuado.
El jesuita también ha destacado que “los desplazados internos pueden ser una fuerza positiva de cambio”, porque “demuestran un notable grado de esperanza, resistencia y fortaleza”. “La determinación, habilidades y capacidades con las que reconstruyen sus vidas pueden contribuir sustancialmente a mejorar las sociedades que se han convertido en sus nuevos hogares. La acción local para apoyar a los desplazados internos puede contribuir al bienestar de toda la comunidad”, ha insistido.
Por último, el purpurado ha pedido “abordar las necesidades de los desplazados internos y apoyar sus redes e interacciones con los residentes locales ayudará a construir una comunidad y avanzar hacia la recuperación, la cohesión social, la paz, la seguridad y el desarrollo”. Y ha concluido: “Debido a que estamos cerca de nuestros hermanos y hermanas desplazados internos, estamos llamados a revelar la belleza y las capacidades que tienen”.