“Comunicar tiene que ser lo más parecido a sonreír, que nos brillen los ojos ante una información que es veraz para que cale en la sociedad”. Es el desafío que Eva Fernández asume cada día al frente de los micrófonos de Cope y de TRECE como corresponsal en el Vaticano. Así lo expresó durante la primera convocatoria de los #ColoquiosCONFER virtuales, organizados por la Conferencia Española de Religiosos.
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Con la mirada puesta en la información socioreligiosa como género especializado, apuntó que “es lo más parecido a mostrar al mundo ese álbum de fotos de lo que hace nuestra familia en todo el mundo y hacerlo con orgullo, pero no siendo pesados como aquellos que se ponen a enseñarlo en la sobremesa”.
Portavoces de esperanza
“Ser portavoces de esperanza es algo que estáis bordando desde CONFER”, elogió la periodista, que defendió que “el mundo se quedaría con la boca abierta si conociera la historia de cada religioso que se encuentra en el último ambulatorio de Albacete o en la última cabaña de Kuala Lumpur”.
Fernández planteó algunas máximas en su trabajo cotidiano: la búsqueda de la verdad, la creatividad como cebo para llegar a la sociedad, hacer fácil y digerible el mensaje del Evangelio, a la vez que reconocer dónde está el titular “para que esté bien expresado” de cara a la opinión pública. “Para nuestro horror y nuestro disgusto, a veces lo interesante prima sobre lo importante”, dejó caer.
Hablar desde el corazón
“El Papa no da consejos gratuitos, sino que habla desde el corazón”, abordó sobre la figura de Francisco, al que sigue lo mismo en Roma que en cualquier punto del mundo en sus viajes apostólico. “La pandemia nos ha trastocado todo y estamos a verlas venir -admitió Fernández-, con un aperitivo fundamental maravilloso que es la tercera encíclica del Papa, que el propio Francisco ha advertido a un matrimonio amigo que va a ser muy potente”. Así, recordó que tanto el pacto global educativo como el congreso sobre economía se van a ver afectados.
“Hay quien pone ramas para que el Papa tropiece”, señaló en relación a la resistencia existente a las reformas del Pontificado, como por ejemplo su defensa de la ecología integral. “Yo he llegado a leer que el Papa defiende los árboles y no defiende la vida, intereses económicos, muchos de ellos procedentes de Estados Unidos, que buscan proyectar estos mensajes”, alertó, sacando a colación la injerencia cometida por el Gobierno de Trump a la renovación del acuerdo entre China y la Santa Sede.
Mirada a futuro
Frente a esto, planteó que “hay quien está viendo ya el declinar y el fin del pontificado. Me puedo equivocar, pero creo que el Papa tiene carrete para rato, con ocho años en Roma y a punto de cumplir los 84 años. Este pontificado no se ha acabado”.
“Todavía hay quien piensa que un vaticanista tiene que tener bigote o barba, las mujeres tenemos que irnos haciendo huecos”, comentó además sobre el papel femenino en el universo de la comunicación de la Santa Sede.