“Llama la atención la lenidad del episcopado, salvo alguna honrosa excepción, que debió y debe protestar sin vacilaciones contra el atentado que se está perpetrando; para numerosos fieles se trata simplemente de complicidad con la destrucción de lo que resta de la España católica”. Y así es como el arzobispo emérito de La Plata, Héctor Aguer, viaja mentalmente a España para explicarle a los obispos españoles cómo deben posicionarse ante la resignificación del Valle de los Caídos.
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Quien fuera obispo auxiliar de Buenos Aires junto a Jorge Mario Bergoglio, pero no elegido arzobispo y primado de Argentina ni cardenal como el hoy papa Francisco, publica un artículo en Infocatólica titulado ‘Mala Memoria’ en el que tras hacer una catequesis sobre la memoria, citar a los mártires españoles de la Guerra Civil y cargar contra lo que denomina “buenismo”, se permite dar una lección al Episcopado español en una cuestión de Estado en la que ni el Vaticano –por cierto, liderado por su antigua compañero– se ha querido pronunciar.
“El actual gobierno socialista-comunista de España está empeñado en profundizar a fondo la secularización de la sociedad, que desde hace tiempo se viene impulsando con un carácter decididamente anticatólico. La mala memoria se apoya ahora en una Ley de Memoria Histórica hemipléjica, que calla por sistema las persecuciones que ha padecido la Iglesia en el siglo XX. Se cierne, además, sobre el futuro inmediato una anunciada Ley de Memoria Democrática, para arremeter con el propósito de liquidación contra la tradición española ya debilitada”, indica en su escrito el prelado.
Según sus palabras, “el traslado de los restos del Generalísimo Francisco Franco ha sido el inicio del desmantelamiento del monumental complejo del Valle de los Caídos; ¿por cuánto tiempo podrá mantenerse allí el monasterio, centro de oración que asume la dolorosa historia española?”.
Arremete contra el “progresismo teológico”
Eso sí, Aguer tiene claro a que se debe la “lenidad” de la actual Conferencia Episcopal Española: “Desde los años posconciliares el progresismo teológico, espiritual y pastoral ha venido socavando los cimientos de la ortodoxia eclesial, de la misión y de la proyección de la fe en la vida y cultura de la sociedad”.
El arzobispo emérito de La Plata, cuya renuncia fue aceptada por el papa Francisco a los diez días de haber sido presentada, carga contra “el desafuero del actual gobierno español con los desmanes horrendos de sus parientes ideológicos del siglo pasado”. Y recalca aludiendo a dos conceptos muy utilizados por Bergoglio que “el ‘diálogo’ y la ‘cultura del encuentro’ no justifican la mala memoria”. “La memoria auténtica ha de ser objetiva, es decir, respetuosa de la realidad tal como ha sucedido, serena, libre de todo rencor, y desde esas premisas dispuesta al diálogo con todos, sin renunciar jamás a la verdad”, añade.
Asimismo, anima a los laicos españoles a movilizarse: “Estoy seguro de que muchos laicos católicos españoles pueden empeñarse en la patriada de resistir al intento de desespañolización de España, y de movilizar a muchos hombres y mujeres de buena voluntad para oponerse a los designios oficiales de borrar todo signo de la España católica”.