El pasado domingo, el papa Francisco recordaba, después del rezo del ángelus, la complicada situación de conflicto que atraviesa el Cáucaso, en especial, el pueblo armenio, y pidió a las distintas partes en conflicto que hicieran “gestos concretos de buena voluntad y hermandad que puedan llevar a resolver problemas no con el uso de la fuerza y las armas, sino a través del diálogo y la negociación”.
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Estas palabras del Papa han son, tal como ha explicado a SIR Raphaël François Minassian, arzobispo de los armenios de Europa del Este, “consuelo y aliento” para un pueblo que sufre por el conflicto reavivado estos días, cuando el ejército de Azerbaiyán bombardeó las posiciones de las fuerzas de independencia armenias. “Somos conscientes de nuestra vocación de cristianos en esta tierra, de dar testimonio del Evangelio incluso en medio de las dificultades”, ha señalado. “La Iglesia debería hablar de vida y no de muerte, pero lamentablemente nos encontramos en el sufrimiento”.
La peor crisis de los últimos años
“Anoche se suponía que se iba a declarar el alto el fuego, pero lamentablemente continuaron atacando toda la noche y hoy existe el riesgo de que el conflicto se intensifique en toda la región”, ha explicado el prelado, quien ha calificado esta situación como “la peor crisis armenio-azerbaiyana de los últimos años”.
Por ello, el arzobispo ha lanzado un llamamiento a la Unión Europea. “Esperamos la voz de Europa”, ha dicho, “que tenga el coraje de estar cerca del pueblo armenio y decir la verdad, es decir, que Armenia nunca atacó. Esperamos una voz de amistad y aliento, un gesto de hermandad y apoyo para el pueblo armenio. Y a mi gente le digo: estás en la frontera, estamos en oración ”.
