El papa Francisco ha nombrado este 1º de octubre a Juan Carlos Cárdenas Toro nuevo obispo titular de la diócesis de Pasto, al tiempo que ha aceptado la renuncia de Julio Enrique Prada al gobierno pastoral de la jurisdicción eclesiástica, ubicada en el suroccidente de Colombia y sufragánea de la arquidiócesis de Cali.
Cárdenas Toro, quien desde junio de 2015 ha sido obispo auxiliar de Cali, también se ha desempeñado en los últimos 16 meses como Secretario General del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), donde ha acompañado de cerca el proceso de renovación y reestructuración del organismo episcopal, acogiendo el mandato de la 37ª Asamblea General celebrada en Tegucigalpa en mayo de 2019.
El nuevo obispo de Pasto nació en Cartago –en el departamento del Valle del Cauca– el 31 de mayo de 1968. Realizó estudios de filosofía en el Seminario Diocesano de Sonsón-Rionegro y, posteriormente, en el Seminario de su propia diócesis, estudios de teología. Asimismo, es licenciado en filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y licenciado en teología fundamental por la Universidad de San Buenaventura de Bogotá.
Desde su ordenación sacerdotal, el 6 de septiembre de 1997, Juan Carlos Cárdenas ha desarrollado su ministerio en múltiples escenarios. Ha sido párroco, vicario parroquial, delegado diocesano de pastoral familiar, profesor y director espiritual en el Seminario diocesano, rector del Santuario del Divino Ecce Homo, formador, ecónomo, asesor de movimientos eclesiales y delegado diocesano para los medios de comunicación.
Antes de su nombramiento episcopal, fue secretario adjunto la Conferencia Episcopal de Colombia, donde también se desempeñó como Director de Lugares Eclesiales y tuvo a su cargo la creación del Departamento de Vida siendo el subsecretario nacional de Pastoral Social y el coordinador del Centro Pastoral para la Evangelización. También ha sido presidente de la Comisión Episcopal de Comunicaciones entre julio de 2017 y julio de 2019.
En su primer mensaje como obispo electo de Pasto ha manifestado su “gratitud y confianza en Dios” ante la nueva misión que asumirá, y su valoración por el “patrimonio humano, religioso y eclesial” de la diócesis, que considera “un impulso para seguir andando este camino juntos”.
También ha expresado su cercanía, oración y compromiso ante el sufrimiento de tantas familias por el impacto de la pandemia del Covid-19 y del flagelo de la violencia. “No nos son indiferentes tantas otras circunstancias históricas en el orden social, ante las cuales sentimos el apremiante llamado de ser una voz cercana y solidaria”, ha dicho, encomendándose en las oraciones de todos para poder “ser un pastor según el corazón del Sumo Pastor para ustedes y con ustedes un hermano que comparte alegrías y esperanzas”.