“Nos preocupa que en medio de la pandemia se nos convoque a la unidad mientras no paran de lanzarse piedras de división”. De esta manera se ha expresado el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, al ser preguntado sobre las tensiones entre la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Sanidad a cuenta de las restricciones sanitarias para evitar la propagación del coronavirus.



Para Argüello, el sentimiento que une hoy a los españoles es el de “perplejidad”. “Estamos perplejos, pues, ante una situación tan grave como una pandemia, no haya acuerdos”, ha indicado, para luego pedir como “favor” a los políticos que se entiendan. “Logren acuerdos para que los ciudadanos podamos salir de nuestra perplejidad y colaboremos todos para acabar con el virus”, ha dicho durante la rueda de prensa con motivo de los trabajos de la última reunión de la Comisión Permanente, celebrada del 29 al 30 de septiembre.

La limitación a 1/3, razonable

En cuanto a la limitación de aforo en los templos, que, según la nueva normativa recogida en el BOE se limita a un tercio, el prelado ha admitido sentirse cómodo con este criterio. “Como Iglesia, debemos colaborar para que el coronavirus no se extienda, pero, al mismo tiempo, afirmamos que la participación en la eucaristía para la comunidad católica es esencial, siempre cumpliendo las normas sanitarias. Un tercio nos parece más acorde que limitar todos los templos a un mismo número. En este momento de excepcionalidad, si hay que limitar el aforo, se limita”, ha explicado. Eso sí, no se casa ni con la Comunidad de Madrid ni con Sanidad. “Una vez más, parece que serán los tribunales quienes se tendrán que pronunciar”, ha concretado dejando claro que en estos meses, la Iglesia ha actuado siempre con prudencia.

“Es el momento de apelar a la responsabilidad de todos los ciudadanos y al cuidado mutuo para salir de esta situación evitando el enfrentamiento”, ha continuado el también obispo auxiliar de Valladolid. En este sentido, ha pedido a los políticos españoles fijarse en los acuerdos entre empresarios y trabajadores o los perpetrados en la Unión Europea como un espejo de una colaboración eficaz. Por otro lado, ha recordado, sin citar a nadie, que “nos preocupa que se quiera hacer una enmienda a la totalidad de los acuerdos alcanzados en la Transición”.

En medio de la tensión, la Iglesia tampoco se libra en su seno. “Para nosotros, la situación también es difícil y observamos tensiones ideológicas en nuestro interior. Pero debemos ser signo de comunión”, ha confesado el portavoz de los obispos, para luego pedir a todos los cristianos “no mirar hacia otro lado cuando se pone en duda la vida, la suerte de migrantes y temporeros, la situación de las residencias de mayores o la libertad de enseñanza”.

Asimismo, ha añadido: “Existe un problema: que la fe se quiera poner al servicio de la ideología, lo que genera tensiones en la vida cristiana”. Por eso, reclama a los fieles “espíritu de diálogo y escucha, porque solo así es posible el acuerdo incluso con las legítimas diferencias”. Esto no significa que los obispos no se mojen. “Siempre que insistimos en la reconciliación nos dicen que somos unos blandos, pero no, hacemos lo que nos toca”, ha defendido ante críticas que vienen incluso de otros episcopados.

En este mismo sentido, ha sentenciado: “No podemos ponernos una mascarilla en el corazón para salir al paso. La dignidad está en juego”. “Los creyentes y los no creyentes deben responder con civismo, generosidad, concordia y amistad civil que brota de la fraternidad”, ha añadido.

La cruz y la basílica: signos de reconciliación

Con respecto a la Ley de Memoria Democrática y la polémica con el Valle de los Caídos, Argüello ha dejado claro que “la cruz es un signo de reconciliación, al igual que la basílica. Es necesario que, pese a la resignificación, haya un lugar en el que se siga rezando por el eterno descanso de todos”. No obstante, ha declarado que la Ley no solo hace referencia al Valle, que “es un asunto importante, pero también lo son otros aspectos, pues parece que quiere escribirse una historia oficial. Todos tenemos que esforzarnos en esta reconciliación”.

En relación a la nueva ley de educación, conocida como Ley Celaá, que se encuentra en su proceso de tramitación en el Congreso, ha insistido en que ningún gobierno puede “cercenar la libertad de los padres y de las escuelas”.

Así, sobre el equipo de trabajo conjunto entre la CEE y el Ministerio de Presidencia para tratar cuestiones que afectan a ambas instituciones, ha detallado que ya ha habido un encuentro la semana pasada para concretar un calendario conjunto para tratar temas como el IBI, las inmatriculaciones y el régimen fiscal de la Iglesia. “Nos hemos dado cuenta de que estas cuestiones resuenan más fuerte en los medios de comunicación que en estas reuniones”, ha dejado caer.

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