El Seminario Conciliar de Madrid ha organizado la jornada de formación ‘Salid más adentro’, en la que durante los días 28, 29 y 30 de septiembre los cerca de 80 seminaristas han acogido a diversas personalidades del mundo académico, de la comunicación y la evangelización para abordar los riesgos y oportunidades de la misión en el paradigma digital.
“El mundo digital es un lugar donde hay que estar y que hay habitar”, afirmó el rector, José Antonio Álvarez, “pero hay que estar no de cualquier modo, hay que pensar cómo estar, creando comunidad y desde un discernimiento que juntos tenemos que ir haciendo para que nuestras redes puedan ser testigos y podamos ser testigos”, aseguró, asumiendo el desafío de ayudar a los seminaristas “a responder a lo que Dios nos pide”.
Estructurada en tres grandes bloques, con intervenciones marco y mesas de experiencias, Isidro Catela y José María Rodriguez Olaizola fueron los encargados de abrir la puerta a una visión panorámica del mundo y el hombre en el paradigma digital. Catela, periodista, escritor, y profesor de la Universidad Francisco de Vitoria, señaló algunas de las características propias de esta sociedad de las pantallas y Rodríguez Olaizola, director de comunicación de la Compañía de Jesús en España, esbozó una propuesta de antropología digital articulada en cuatro tensiones y sintetizada en un decálogo.
Catela planteó la necesidad de dedicar tiempo a la contemplación “15 minutos al día de contemplación contra el infarto al alma”, dijo, y de que en una sociedad de fragmentos y pantallas es importante trabajar en dar sentido “en el sentido de hilar, tejer con sentido la multiplicidad”. También insistió en la necesidad de asegurar el contacto con presencias reales para curar el exceso de realidad representada, y de que el mundo de las conexiones sea enlace para mantener “verdaderas conversaciones”. Advirtió a los seminaristas frente al anunciarse a sí mismo, concluyendo su intervención como la empezó: la necesidad de “habitar” el mundo digital en orden al fin para el que está hecho el hombre según lo expresó San Ignacio de Loyola en los Ejercicios Espirituales.
¿Cómo es el ser humano que nace en las redes? Rodríguez Olaizola fue respondiendo a esta pregunta y ala de de cómo es el hombre que necesita Internet: “capaz de sentir, sí, pero de no reaccionar inmediatamente para poder analizar las reacciones y ser dueño de ellas”, aseveró, “Dueños de su propia presencia en el mundo digital y capaces de ponerse límites”, dijo. Esta idea de la madurez personal y comunitaria atravesó todas las jornadas y estuvo presente en todas las intervenciones junto a otra constante: la llamada a buscar un verdadero diálogo con lo diferente.
Además, Rodríguez Olaizola apuntó otras características, como la de ser capaces de mantener una distancia crítica, ser coherentes y consistentes (coherencia sostenida en el tiempo), ser forjadores de historias (el valor del pasado, del presente y del futuro) y forjadores de comunidad. Reivindicó también una mayor presencia de intelectuales en la red, e insistió en la importancia de estar en disposición para vivir la parte de aridez que tiene la vida y superar así las trampas del emotivismo estructural de las redes. “Un estar que sea un estoy aprendiendo a estar”, afirmó.
La segunda jornada ahondó en los peligros y riesgos del mundo digital de la mano de María Zabala (@iWomanish), especialista en comunicación, ciudadanía y ética digitales. Su propuesta la articuló a en torno a lo que llamó los “Siete pecados capitales digitales” para proponer a continuación siete virtudes desde las que vivir y encontrar el modo de estar en el mundo digital.
También Zabala hizo una constante invitación al autoconocimiento, y a reconocer que junto al hecho de que la tecnología y el medio median e influyen, y propician ciertos comportamientos y actitudes, el ser humano es el que tiene capacidad de decisión tanto en el mundo digital como en el mundo analógico, ahondando en lo apuntado anteriormente: la responsabilidad personal de quien toma la decisión sobre qué quiere decir, cómo se quiere conducir, qué quiere aportar y qué necesitan las personas con quienes comparte. E insistió, asimismo, en la importancia del diálogo para el encuentro, de no rodearse solo de quienes opinan y piensan como uno. “La lucha no está entre tecnología y personas”, aseguró, “somos nosotros los que tomamos decisiones, no sirve de nada el pánico moral. No es la tecla la que decide: es la persona”.
Concluyó con dos testimonios de vida: el de un miembro de Sexólicos Anónimos y el de un miembro de la comunidad del Cenáculo, que además de abrir su vida y exponerse para testimoniar la acción salvadora de Dios en su vida, pusieron de relevancia factores clave para la vida buena, como la comunidad: “Ojalá los seminarios sean esos hogares, esas comunidades de confianza en los que podamos decir que Cristo salva la vida y sana los corazones”, dijo el rector, José Antonio Álvarez, al concluir la jornada.
La tercera parte de Salid Más Adentro se dedicó a poner el foco en experiencias de evangelización en el mundo digital, y estuvo enmarcada por la intervención de Rodrigo Pinedo, director de Medios de Comunicación del Arzobispado de Madrid. Expuso desde su experiencia profesional claves claras para una la presencia personal en las redes sociales y también para la presencia de una institución. Ejemplificó con anécdotas concretas de su recorrido personal, y del proceso de presencia digital realizado por la Archidiócesis de Madrid, de gran interés práctico para los seminaristas, algunos de los cuáles ya pasan los veranos en sus futuras parroquias, y plantearon preguntas de la vida diaria de las parroquias en la diócesis de Madrid.
Pinedo subrayó la importancia de los planteamientos coherentes, de pensar bien los enfoques y las propuestas “no crearse un personaje”, de “ser uno mismo y mostrar con normalidad la propia fe”, “tratar con respeto siempre y con personas diferentes”, y en la responsabilidad que tienen las instituciones de ocupar sus propios espacios de información en el entorno digital, “ser dinámicos, y no tener miedo al cambio”.
En la mesa de experiencias se propuso la de la revista Vida Nueva, de la mano de su director, José Beltrán. De ser una revista en papel con un volcado de las noticias en Internet, ha pasado a convertirse este último año en el tercer portal digital de información católica más visitado en España, si bien continúa preservando el valor del papel.
Beltrán atribuyó el crecimiento de la revista Vida Nueva en el entorno digital a lo que bautizó como “Comunicación ninja: ágil, certera y de gran profesionalidad, con movimientos precisos y milimétricamente calculados, con una presencia en redes que siempre busca la cultura del encuentro y nunca la ira ni la tensión, que pasa por no entrar en el juego de los rumores que dan rédito a corto plazo pero a largo plazo genera falta de credibilidad, y una mirada abierta de anuncio y de denuncia desde la que se hace un periodismo católico en búsqueda de la verdad con todo lo espinoso que supone eso, que proporciona herramientas de conocimiento de la realidad eclesial sin dejarse llevar por tendencias extremas en ningún sentido”, afirmó.
Además, insistió en la importancia, acrecentada durante la pandemia, de la pluralidad, el diálogo y evitar encerrarse “en aquello que nos reconforta y nos confirma en nuestras opiniones, tendencia cada vez mayor en los medios que buscan la polarización”, frente a la apuesta de Vida Nueva por “ofrecer una información más poliédrica que añada claves al lector que le ayuden a tener criterios para ejercer como ciudadanos libres capaces de escoger, de distinguir qué es información y qué manipulación, qué nos ayuda y qué no nos ayuda”, afirmó.
Otra experiencia durante las Jornadas fueron grupos Alpha, de la mano de su director, Tote Barrera, y su mujer, Cristy Salcedo. Han multiplicado exponencialmente los participantes durante el confinamiento. Están viviendo lo que llamaron “una revolución digital”: “Con la pandemia hemos pasado de 900 participantes en físico a 1.800 on line primero y a 300 nuevas personas cada semana después; de 90 personas al trimestre en los cursos de novios a 9.000 personas”, dijo. “No se trata de que los cursos Alpha estén disponibles online, algo que desde hace años se viene haciendo. Ni de cifras. La pregunta no es si llegamos a más, sino si cumplimos la misión y si lo digital es un factor que nos ayuda a cumplir esa misión”.
Invitaron a los seminaristas “a innovar, no a adaptarse”, y a preguntarse qué significaría “cambiar el paradigma de misión”: entender lo digital “no como un lugar o un medio”, sino como un “factor de facilitación”, que le permite a la misión de hacer discípulos lo que el estado sólido, líquido o gaseoso al agua: “No cambia la misión de hacer discípulos, como el estado sólido líquido o gaseoso no cambia el agua, que sigue siendo agua, pero facilita su presencia de formas diferentes”.
La mesa concluyó con la experiencia de Joaquín Hernández , sacerdote formado en el Seminario Conciliar de Madrid, el tercer sacerdote de Madrid con más seguidores en Instagram, y el primero que retransmitió la misa por esta plataforma al comenzar el confinamiento. Explicó que todo se aceleró cuando empezó a pensar en dejar las redes. Su hermano dijo: “a lo mejor lo podemos usar para el fin para el que hemos sido creados”. Joaquín pensó entonces: “si es para ayudar a la gente, entonces sí que me quedo”.
Descubrió tres maneras de estar en redes: el “modo madre”, para “asomarse de vez en cuando a ver qué pasa”. El modo “ventilador”, aireando aspectos de la propia vida, y el modo “ser apóstol: ayudar a las personas a crecer, y sumar un poco para que estén más cerca del Señor desde el punto en que está cada uno”.
Joaquín recalcó que la presencia en redes no ha de ser fruto de un “pronto”, que hay un “trabajo cotidiano, una carrera de fondo”, y que ve milagros “todos los días”: “Yo no trato de convertir a nadie”, aseguró “eso son milagros”, afirmaba. “Yo busco poner un escaloncito para que las personas puedan acercarse a Dios”, aseguró.