Jesús tiene otra cara

Jesús tiene otra cara

“Fui criado sin una religión, pero creo en la mayoría de los principios que Jesús defendía”, confiesa a Vida Nueva el fotógrafo Bas Uterwijk desde Ámsterdam, donde reside. Esa fe hizo que el artista holandés decidiera reconstruir el rostro de Jesús de Nazaret usando la inteligencia artificial, en concreto, un software denominado Artbreeder, que se sirve de “una red neuronal entrenada en fotografías y pinturas de miles de rostros humanos”.



El resultado de esta imagen –que describe como “fotorrealista”– ha sido sorprendente: “Creo que, en estos tiempos confusos, mucha gente parece encontrar consuelo en un solo símbolo que se remonta tanto al origen de su religión como a nuestra historia cultural –explica Uterwijk–. Todos hemos visto muchas imágenes de Jesús. Esta podría ser la primera que tiene una calidad fotográfica sin saber que estás mirando a un actor o a una modelo. Además, la imagen tiene tantas capas que creo que le habla a la mente de manera inconsciente”.

Un rostro semítico, de ojos grises, sonriente, que trasmite confianza y empatía. “Creé la imagen a partir de una amalgama de famosos símbolos religiosos, incluyendo la Sábana Santa de Turín, que considero más importante desde el punto de vista cultural que desde el punto de vista histórico”, prosigue. También partiendo de representaciones de Jesús en la tradición bizantina y renacentista.

“Los primeros mosaicos romanos y bizantinos que incluí son impresiones artísticas, formadas en parte por las tradiciones y la oralidad –detalla el fotógrafo–. Luego, traté de hacer la imagen más creíble en un sentido histórico, dándome cuenta de que rasgos como el pelo largo deben de haber venido de costumbres y modas renacentistas. Por las mismas razones, hice que su rostro se viera más semítico”.

Reconstrucciones con carácter y carisma

Aunque Uterwijk ha hecho pública en sus redes sociales una imagen idéntica de Jesús con el pelo largo, prefiere el pelo corto. Es uno de los detalles que más llaman la atención de una imagen que tiene en su desarrollo mucho de visión personal: “Trato de dar a mis reconstrucciones un carácter y carisma convincentes, un proceso que comienzo con lo que sé o creo saber de una persona, un proceso puramente intuitivo. Trabajo en la expresión y la anatomía facial hasta que establezco alguna conexión con el retrato como me conectaría con una persona viva. Con Jesús, no actué de manera diferente que al retratar a Vincent van Gogh, pero con Van Gogh apunté a la desolación y la desesperación, y con Jesús enfaticé la calidez y la empatía”.

Es un Jesús ya en la madurez, un Jesús de los Evangelios, previo a la Pasión y Resurrección: “No he pensado en su edad conscientemente”, admite. Es también un rostro en el que el fotógrafo ha vertido modelos pictóricos de la historia del arte, como el Salvator Mundi de Leonardo da Vinci. También ha ajustado “la etnicidad a una cara más convincente del Oriente Medio”, como el autor ya advirtió en Instagram, la red social donde dio a conocer por primera vez este retrato a principios de septiembre.

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