Durante el rezo del ángelus de este domingo, 4 de septiembre, el papa Francisco ha recordado su presencia ayer en Asís para firmar la nueva encíclica, ‘Fratelli Tutti’, sobre la fraternidad y la amistad social. “La ofrecí a Dios sobre la tumba de san Francisco, en el cual me he inspirado al igual que en la anterior encíclica, ‘Laudato si'”, ha dicho Francisco. Y es que, tal como ha explicado, “la fraternidad humana y el cuidado de la Casa común forman el único camino hacia el desarrollo integral y la paz ya indicada por los santos Papas Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II”.
Asimismo, ha recordado que hoy concluye el Tiempo de la Creación, iniciado el 1 de septiembre y en el cual se ha celebrado un jubileo para la Tierra junto a diversas iglesias cristianas. “Saludo a los representantes del Movimiento Católico Mundial por el Clima y a los distintos círculos ‘Laudato si'”, ha señalado, aseverando su alegría “por las iniciativas que hoy se desarrollan en varias localidades”. Por otra parte, ha apuntado que el 4 de octubre de hace 100 años nacía en Escocia la obra Stella Maris. “En este aniversario tan importante, aliento a los capellanes y a los voluntarios a dar testimonio con alegría en los puertos, entre los marineros, los pescadores y sus familias”, ha añadido.
Antes del rezo del ángelus, el papa Francisco ha reflexionado acerca de la liturgia de este día. “En el Evangelio de hoy Jesús, previendo su pasión y muerte, cuenta la parábola de los labradores asesinos, para amonestar a los sacerdotes y a los ancianos del pueblo que está a punto de emprender el camino equivocado”, ha dicho el Papa, haciendo referencia a la parábola de Jesús en la que el dueño de la viña envía sirvientes para recoger los frutos, pero “los labradores les reciben con palos y algunos incluso los matan”.
“El amo envía a otros siervos, más numerosos, que sin embargo reciben el mismo trato”, ha continuado Francisco. “El clímax se alcanza cuando el dueño decide enviar a su hijo”, ha dicho, “no le tienen respeto, al contrario, piensan que eliminándolo podrán apoderarse de la viña, y así matarlo también”.
Esta viña, como ha señalado el Papa, “representa al pueblo que el Señor ha escogido y formado con tanto esmero; los siervos enviados por el maestro son los profetas, enviados por Dios, mientras que el hijo es la figura de Jesús”. De esta manera, “así como los profetas fueron rechazados, también Cristo fue rechazado y asesinado”. Sin embargo, el Papa ha advertido que “en esta parábola tan dura”, en la que Jesús “pone a sus interlocutores frente a su responsabilidad”, no es solo aplicable a “aquellos que rechazaron a Jesús en ese momento”.
De esta manera, Francisco ha advertido a la jerarquía de la Iglesia que estas palabras del Evangelio son válidas “para cualquier momento, incluido el nuestro”. “Incluso hoy Dios espera los frutos de su viña de aquellos a quienes ha enviado a trabajar en ella”, ha subrayado. “Es feo ver cómo los que tienen autoridad sobre el pueblo de Dios pueden verse tentados a servir sus propios intereses en lugar de los de Dios mismo”, ha aseverado Francisco, “pero la viña es del Señor, no nuestra”. “La autoridad es un servicio y, como tal, debe ejercerse para el bien de todos y para la difusión del Evangelio”, ha recordado.