“El Mes Misionero nos llama a ponernos en escucha de Dios y de los pobres. De sus voces, de sus historias y de sus necesidades”. Así lo ha afirmado a la revista italiana italiana Popolo e Missione el cardenal Louis Antonio Tagle, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, en una entrevista recogida por Vatican News y en la que se ha abordado especialmente la labor de la Iglesia durante el Covid-19.
Sin embargo, Tagle ha querido subrayar la importancia de no olvidar que, “mientras nos enfrentamos al Covid, no podemos bajar la guardia ante las guerras, el hambre, las enfermedades, las grandes injusticias que había antes y que aún persisten”. “Tal vez se puede decir que puede haber falta de fondos para máscaras, tratamiento o prevención de contagio, mientras que los gasto en armamento no terminan, ha subrayado. Ante esto, Tagle ha apuntado que “se necesita una ‘humanidad global’ acompañada de una solidaridad sin fronteras”, pero, sobre todo, ser capaces de “ponernos a la escucha”. “Sí, el mes misionero nos llama a ponernos en escucha de Dios y de los pobres. De sus voces, de sus historias y de sus necesidades”, ha aseverado el purpurado.
“Cuando descubrimos la globalización, hace más de 30 años, intentamos comprender sus caracteres y sus consecuencias. Imaginamos que las distancias se acortarían, que las barreras entre los estados y los pueblos caerían”, ha explicado. “En cambio, las fronteras se abrieron sólo para los ricos, para las multinacionales, para los países más fuertes; en cambio, los muros permanecieron para los pobres y las reacciones a la migración nos lo recuerdan. Tenemos barreras y muros en nuestros corazones”.
“Es cierto que la globalización genera ansiedad, revoca las certezas de identidad, por lo que requiere el estudio y la comprensión de nuevos fenómenos y un mayor diálogo”, ha apuntado Tagle, subrayando que esto es “lo contrario de lo que les gustaría imponer el nacionalismo y el populismo”. “Necesitamos gobiernos multipolares y un corazón abierto a los demás para que la globalización beneficie a todos los seres humanos. Aquí es también donde reside el sentido de la misión”, ha insistido.
Y es que, en cuanto a la misión, Tagle ha señalado que, con el Vaticano II, “entendimos que cada bautizado está llamado a dar testimonio del mensaje de Jesús: todos somos misioneros porque todos recibimos la ‘buena noticia’ y la responsabilidad de vivirla y dar testimonio de ella, siempre y en todas partes”. Por ello, “evangelizar es un hecho de la vida cotidiana: la misión se convierte así en una experiencia espiritual, una vocación, un don”.