Carlos Escribano es el nuevo arzobispo de Zaragoza. Con 56 años, recibe el encargo de pastorear una archidiócesis de referencia en tanto que en ella se encuentra la imagen de la Virgen del Pilar, patrona de la hispanidad.
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Este licenciado en Teología y Ciencias Empresariales, regresa a tierras aragonesas para tomar el testigo de Vicente Jiménez, que se jubila a los 76 años tras pastorear durante seis años Zaragoza, después de ser obispo de Osma-Soria –su tierra natal– y Santander.
De vuelta a Aragón
Aunque nacido en Coruña, poco después de nacer se trasladó a vivir a Monzón y es hijo de padres aragoneses. De esta manera, su nombramiento supone un regreso a su tierra, donde también tuvo su primer encargo episcopal como obispo de Teruel y Albarracín, donde permaneció durante siete años. En 2016 es destinado a Calahorra y La Calzada-Logroño, donde sustituyó al ahora presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella.
Entre sus méritos en la diócesis riojana, fue la puesta en marcha de una Misión Diocesana en 2018, con una puesta de largo en la plaza de toros de Logroño que congregó a más de 8.000 personas y 61 imágenes en procesión. Detrás de este acto masivo, todo un proyecto pastoral de evangelización y acompañamiento, con la mirada fija en los excluidos en lo social y en los alejados en lo espiritual.
Pastoral en comunión
Su trabajo al servicio de la Iglesia española también es de alguna manera reconocido en este ‘ascenso’ episcopal. Presidente de la Comisión para los Laicos, Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española, lleva años volcado en impulsar, de la mano del sacerdote Raúl Tinajero, un nuevo modelo de pastoral juvenil en el que tanto las diócesis como las realidades eclesiales vinculadas a la vida religiosa trabajen en comunión.
Pero, sobre todo, fue clave para sacar adelante el Congreso Nacional de Laicos que se celebró el pasado mes de febrero y que busca ser el punto de partida para una nueva presencia de los católicos en la vida pública, acorde con la apuesta por visibilizar e implicar a los cristianos en la difusión de la Doctrina Social de la Iglesia que abandera Francisco. Escribano también es especialmente apreciado en el ámbito de los músicos católicos, a los que ha respaldado en cada uno de sus encuentros nacionales.