“Nunca, en los más de sesenta años de historia de Manos Unidas, habíamos recibido tantas solicitudes de ayuda de emergencia desde tantos países”, asegura Encarni Escobar desde al Área de Proyectos de Manos Unidas acerca de la crisis sanitaria provocada por el Covid-19. “Estamos hablando de millones de personas que, sobre todo en los países más empobrecidos, han necesitado, y todavía necesitan, de la asistencia humanitaria para poder sobrevivir”, apunta.
Por ello, siendo consciente de la necesidad de actuar rápido porque “de esas ayudas dependía, en gran medida, que cientos de miles de personas en grave riesgo pudieran hacer frente a las consecuencias económicas y sociales más inmediatas derivadas de la crisis”, la ONG católica ha aprobado, en estos estos seis meses de pandemia, 129 proyectos de emergencia (fundamentalmente kits de comida, productos de higiene y material sanitario) por un importe superior a los 3,2 millones de euros, que han llegado a más de 1,2 millones de personas de América Latina, Asia y África, a las que la pandemia y sus consecuencias económicas abocaban a situaciones desesperadas.
“Dado lo apremiante de la situación, nos hemos visto obligados a adoptar programas y estrategias a corto plazo, y en algunos países también a medio plazo, para orientar nuestras acciones hacia la asistencia humanitaria de carácter urgente”, explica Escobar. Además, manteniéndose en contacto con los socios locales en los distintos países, la organización ha reformulado 178 proyectos que ya estaban en marcha, con el fin de “adaptar sus actividades y objetivos al nuevo escenario mundial que nos ha tocado vivir y en el que las previsiones de aumento de las cifras del hambre y la pobreza son demoledoras”.
En Asia, Manos Unidas ha aprobado 42 iniciativas de emergencia, por importe de 575.000 euros, de las que 35 se han destinado a apoyar a los sectores de población más vulnerables de India. “En un país en el que un alto porcentaje de la población vive en unas condiciones de pobreza difícilmente imaginables –en la calle, en viviendas infrahumanas, sin agua potable, sin saneamiento, con ingresos paupérrimos y con un acceso a la asistencia sanitaria muy escaso–, es casi imposible frenar el avance del virus y sus consecuencias”, explica Ramón Álvarez, coordinador de proyectos de Manos Unidas en Asia.
“Las costumbres y tradiciones ancestrales impensables en sociedades del siglo XXI, además de las enormes diferencias económicas, han hecho aún más evidentes las grandes carencias a las que se enfrentan millones de personas en India”, añade, subrayando que la ONG ha prestado especial atención “a los sectores de población tradicionalmente más desprotegidos: viudas, ancianos, trabajadores informales, mujeres o grupos tribales”.
Asimismo, en América Latina, Manos Unidas ha invertido ya más de 1.5 millones de euros en 44 proyectos de emergencia que han priorizado la ayuda a poblaciones indígenas y campesinas y a las mujeres, sectores de población a los que el confinamiento ha traído, además de pobreza, un incremento de la violencia que ya de por sí venían sufriendo. Dentro de esta realidad, Haití es el principal receptor de las ayudas de Manos Unidas en América Latina.
Por su parte, la hermana Gloria Inés González, hermana de la Caridad de las Dominicas de la Presentación, explica que la pandemia ha traído consigo daños que van “mucho más allá de lo meramente sanitario”. Y es que “el costo de la vida se ha disparado y está ahogando a las personas que se han quedado sin ingresos, por lo que en unos meses estaremos hablando de hambruna”, advierte la religiosa.
Hasta el momento, las 43 intervenciones de emergencia en África suman un total de 1,15 millones de euros, repartidos en 16 países. En el continente destacan las intervenciones destinadas a mejorar la infraestructura sanitaria y los equipamientos de centros de salud, ya que “la debilidad de los sistemas sanitarios es más que evidente”, explica Mabel Ibáñez, coordinadora de proyectos de Manos Unidas en África.
“Esto nos ha llevado a acompañar a nuestros socios en diferentes procesos de preparación ante la llegada de la Covid-19. En Sierra Leona, por ejemplo, hemos podido comprobar cómo la dramática experiencia del brote de ébola de hace unos años dejó un aprendizaje que ha sido de gran utilidad para prevenir los contagios. Y en Camerún, la RDC o Etiopía, algunos de los hospitales que Manos Unidas ha contribuido a poner en marcha están siendo de gran ayuda en estos meses de pandemia. Los proyectos de sensibilización y de ayuda alimentaria también han sido esenciales en países como Malaui, donde el gobierno tuvo que elegir entre que su población muriera de hambre o de coronavirus”, asegura Ibáñez.
Por último, Clara Pardo, presidenta de Manos Unidas, afirma que “todo este trabajo no hubiera sido posible sin la enorme generosidad de nuestros socios y colaboradores que, en unos meses en los que en España se está viviendo una situación crítica, han aportado más de 700.000 euros a nuestra cuenta de emergencia”. “Esta crisis”, continúa, “nos ha revelado el verdadero sentido de palabras como desigualdad, injusticia o vulnerabilidad. Nos ha hecho conscientes de la fragilidad del ser humano y de la necesidad de actuar de manera conjunta, sin dejar a nadie atrás, para poder hacer frente a esta y a otras muchas crisis y pandemias que nos afectan. Recordemos que los males de unos, de golpe, pueden convertirse en los males de todos, hasta de los más poderosos. No dejemos pasar la oportunidad de enfrentarnos a esto juntos”.