Durante la presentación, los cuatro integrantes de la Comisión Ejecutiva: su presidente, Oscar Ojea; Mario Poli, vicepresidente 1°; Marcelo Colombo, vicepresidente 2°; y el secretario general, Carlos Malfa, brindaron una consideración general de la encíclica ‘Fratelli Tutti’ del papa Francisco sobre la fraternidad.
En primer lugar, el obispo de San Isidro, Oscar Ojea, destacó la visión del papa Francisco y su propuesta magisterial para la pospandemia. Afirmó que Francisco nos regala su experiencia humana y pastoral como un aporte significativo para este tiempo, ya que está pensando “en una salida luminosa” para esta crisis en la que estamos inmersos.
Señaló que el tema de la encíclica es el amor fraterno en su dimensión universal, es su apertura a todos, a través de la amistad social. Y la propuesta es volver a la normalidad del Reino de Dios: pan para todos y una organización social con eje en el compartir, el contribuir y el distribuir.
“La encíclica es una invitación a soñar juntos una humanidad iniciando procesos de cambios que toquen lo más profundo de nuestra cultura y que cambie estilos de vida”, aseguró Ojea.
El obispo bonaerense pidió que la encíclica se lea para tener un acceso directo a ella, lejos de las interpretaciones parciales y prefabricadas. Aclaró que no puede leerse “pensando que se dirige exclusivamente a nuestro país como algunos medios insinúan…”.
Por su parte, el arzobispo de Buenos Aires y Cardenal Primado de la Argentina, Mario Poli, destacó el tema de la fraternidad humana. Para el cardenal, se necesita estar abiertos a este nuevo principio que pretende regir las relaciones humanas.
Señaló que un aspecto de la apertura universal del amor es existencial y que consiste en “ampliar mi círculo, de llegar a aquellos que espontáneamente no siento parte de mi mundo de intereses”. Solidaridad es la palabra que, como consecuencia de la fraternidad, salva todas las barreras, culturales y religiosas.
Destacó el capítulo 3 de la encíclica en el que expresa que la vida subsiste donde hay vínculo, comunión, fraternidad y, de este modo, se muestra más fuerte que la muerte.
El arzobispo de Mendoza, Marcelo Colombo, expresó que FT nos brindará la oportunidad de encontrar nuevas posibilidades para encarar los problemas que aborda. Sugirió la lectura del capítulo 2°, en el cual el Papa, en su rol de catequista, aborda esta parábola del buen samaritano y nos propone esta figura como ícono del hombre nuevo, ya que “el que está allí herido, caído, es un ser humano”.
El arzobispo mendocino explicó que el Papa no insiste en la situación de los asaltantes. Pone de relieve la actitud del hombre: qué hacemos con el herido, lastimado, descartado en el camino. Para Francisco, somos analfabetos en acompañar, cuidar y sostener a los más frágiles y débiles. Nos acostumbramos a mirar para el costado, a pasar de largo, a ignorar las situaciones, hasta que nos golpean a nosotros mismos.
Asimismo, añadió que “el Papa desarrolla un modelo del político como un servidor, no como un príncipe, sino como hacedor con un pragmatismo, desde el corazón”. Para el Santo Padre, “una sana política es capaz de reformar las instituciones, ordenarlas y dotarlas de mejores prácticas para superar presiones”, aclaró.
Colombo aseveró que “somos corresponsables, como parte de la sociedad, de protagonizar nuevos procesos y transformaciones sociales”. Sugirió que Francisco nos pide “dejar de ser espectadores”, pensar lo que significa la vida social, la fraternidad en la vida espiritual, y trabajar por la “inalienable dignidad de las personas”.
Por su parte, Carlos Malfa, obispo de Chascomús, se refirió al capítulo alusivo a las “religiones al servicio de la fraternidad”, que aportan la apertura a la trascendencia. Agregó que los creyentes sabemos que hacer presente a Dios es un bien para toda la sociedad.
Luego, subrayó que el Santo Padre recuerda la necesidad de reconocer el derecho humano de la libertad religiosa, contemplado en los Tratados Internacionales de Derechos Humanos.
Explicó que hay una “particular referencia” a la presencia de la Iglesia en la vida social, que no puede relegar su misión. Con citas del Papa Benedicto XVI, afirma que la Iglesia tiene un papel importante en la asistencia, la educación, la promoción humana y la fraternidad universal.
El obispo de Chascomús comentó que el Papa le recuerda a “los líderes religiosos su misión de ser auténticos ‘dialogantes y mediadores’ para construir la paz”.
En cuanto a la figura mariana, afirmó que muchos cristianos tienen a María como Madre, que -al pie de la cruz- recibe esta maternidad universal, y que “con el poder del resucitado, quiere parir un mundo nuevo, donde todos seamos hermanos”.