Entrevistas

La Iglesia, en Jornada Mundial por el Trabajo Decente: “Para Francisco es una prioridad fundamental”





“Nos movemos por el Trabajo Decente” es el lema que mueve a la red de entidades eclesiales que promueven, en torno a este 7 de octubre, la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, una iniciativa que sintoniza de lleno con el mensaje de Francisco en su encíclica ‘Fratelli Tutti’ y la situación que ha dejado la pandemia por el coronavirus. Con motivo de esta jornada, Vida Nueva repasa con Imanol Morales y Tamar Arranz, portavoces de Iglesia por el Trabajo Decente, algunas de las reivindicaciones de este año. 



En medio de una crisis social

PREGUNTA.- ¿Qué caracteriza la Jornada Mundial por el Trabajo Decente de este 2020?

RESPUESTA.-  Este 7 de octubre, atravesado por la crisis sanitaria que ha provocado la pandemia de la COVID-19, ha puesto de manifiesto las debilidades estructurales del Estado de bienestar en España, y de un mercado laboral caracterizado por altos niveles de precariedad, donde tener un trabajo hoy en día no es suficiente para salir de la pobreza y para poder tener unas condiciones de vida dignas.

La crisis sanitaria está dando lugar a una creciente crisis social donde cada vez más personas pierden sus empleos y muchas de ellas no pueden contar con protección social necesaria, viéndose abocadas a acudir a los servicios sociales públicos, a los recursos sociales de las organizaciones de la Iglesia o a la ayuda de las comunidades parroquiales y vecinales para poder subsistir.

Esta situación ha visibilizado y “descubierto” los empleos esenciales, la mayoría de ellos caracterizados por sus tan precarias condiciones laborales, que rozan la indecencia, como son las personas trabajadoras del hogar y de cuidados, de la agricultura, de establecimientos de alimentación o repartidoras. Pero a pesar de su visibilización, continúan ejerciendo sus funciones en condiciones precarias y en la mayoría de los casos sin la protección adecuada. Hacer algo visible no significa su verdadero reconocimiento si esto no se acompaña de medidas que supongan unas condiciones laborales dignas que garanticen sus derechos laborales.

En este contexto caracterizado por una fuerte destrucción de empleo acompañada por altos niveles de precariedad de los trabajos esenciales y falta de medidas de protección social para apoyar a las personas que están sufriendo las peores consecuencias de la crisis, celebramos un año más el día Internacional por el Trabajo Decente y por ello, desde Iglesia por el Trabajo Decente con el lema “Nos movemos por el Trabajo Decente”, urgimos a adoptar las medidas necesarias para conseguir que el trabajo decente sea una realidad accesible para todas las personas, con condiciones que permitan mantener una vida digna y que la protección social llegue a todas las personas que lo necesitan.

Prioridad fundamental

P.- Estos días resuenan muchos ecos de la encíclica del papa Francisco ‘Fratelli tutti’ que coinciden con las reivindicaciones de esta propuesta. ¿Qué supone esto?

R.- La iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente está en sintonía con el magisterio social de la Iglesia. Podemos decir que nuestro nacimiento como Iglesia por el Trabajo Decente tiene su origen en un llamamiento realizado por san Juan Pablo II para tejer una alianza mundial por el trabajo decente; una cuestión que, posteriormente, desarrolla Benedicto XVI en su encíclica ‘Caritas in veritate’ que señala el significado de la palabra decente aplicada al trabajo.

Y por último, en el pontificado de Francisco es una prioridad fundamental. La exigencia por el trabajo respetuoso con la dignidad de la persona, necesario para la inclusión social de los pobres, y esencial para el cuidado de la casa común, es una insistencia del papa Francisco. Desde el inicio de su pontificado, expresado en sus principales textos: ‘Evangelii gaudium, ‘Laudato si y, más recientemente, en ‘Fratelli tutti (en los números 127, 162, 168…)

La Iglesia tiene una buena noticia para el mundo del trabajo. Francisco en su labor pastoral acompaña y compromete con los trabajadores más humildes y excluidos, organizados en movimientos populares, para reclamar tierra, techo y, sobre todo, trabajo, primer juego de 3T convertido en criterios de justicia social, en este cambio de época que ya vivimos; y convoca, escucha, dialoga y tiende puentes con el movimiento sindical mundial, para ofrecer un segundo juego de 3T, trabajo/tradición, tiempo y tecnología, como criterio de desarrollo humano integral (inclusivo y solidario), o en sus visitas pastorales a las diócesis italianas, con continuos encuentros con el mundo del trabajo.

En la fábrica de Ilva, lugar de trabajo y de trabajadores, por tanto del pueblo de Dios, exclamó: “el mundo del trabajo es una prioridad humana. Y, por lo tanto, es una prioridad cristiana, una prioridad nuestra, y también una prioridad del Papa”. En este sentido, este pontificado, su magisterio y su práctica pastoral es referencia y una alegría para Iglesia por el Trabajo Decente y para todas aquellas personas que lucha por un trabajo decente.

Transformar con el evangelio

P.- ¿Qué sistema productivo proponen las entidades de esta red de Iglesia  por el trabajo decente?

R.- Una reorganización de la economía que sin dejar de ser productiva, se respeten las leyes naturales de conservación y cuidado de la madre Tierra… una economía que vaya orientada al servicio de la personas y del bien común, que dé igualdad de oportunidades a los países más pobres distribuyendo la riqueza de manera equitativa y fraterna

Una reorganización del mundo del trabajo donde el empleo sea sujeto de dignificación de la persona, aportando a la sociedad su trabajo, creatividad y dones. Una organización del empleo donde se valoren de igual manera los trabajos de dirección, los de cuidados de la vida, los científicos y de investigación, orientado la realización del trabajo a la potenciación de la persona, al cuidado de la vida, de la familia y de la Creación.

Entendemos que el sistema productivo que ponga en el centro a la persona, se debe centrar en cubrir las necesidades humanas de estas, más que en el beneficio económico que mata como dice el papa Francisco. Hoy en el mundo muchas personas tienen necesidad de comida, techo, cuidados… sin embargo el crecimiento y desarrollo económico camina sin tener en cuenta a esta realidad que supone casi las dos terceras partes de la humanidad.  No tenemos pruebas que el desarrollo de sistema capitalista que pone en el centro al dinero disminuya la brecha entre pobres y ricos.

Necesitamos mirar la realidad con perspectiva global, creo que la pandemia de la COVID nos debe ayudad a ver esta realidad que nos implica a toda la humanidad, no hay soluciones locales o particulares. La iniciativa de Iglesia por el Trabajo Decente queremos denunciar y concienciar que para cambiar esta realidad de precarización del trabajo y por ende de la vida humana, precisa de hombres y mujeres que se comprometan en hacer posible esta realidad.

“Como movimientos de Iglesia, en Iglesia por el Trabajo Decente trabajamos en equipo con el fin de visibilizar la lucha por conseguir que el trabajo decente sea cada día más real en la vida de las personas y respetuoso con la casa común”. Como decía el Papa Pablo VI: “Para la Iglesia no se trata solamente de predicar el evangelio, sino de alcanzar y transformar con la fuerza del evangelio”.

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