La Fundación La Merced Migraciones ha atendido a más de 3.600 personas en 2019 en Madrid, Elche, Valladolid y Herencia (Ciudad Real). Así se recoge en la Memoria de Actividades presentada esta misma mañana por primera vez de forma pública por parte de la Fundación que este 2020 cumple 33 años tendiendo la mano a migrantes y refugiados.
Durante la presentación, el director de la Fundación, el mercedario Luis Callejas, ha puesto el acento en las personas, que son “los verdaderos valientes”. “Los protagonistas no son las cifras, sino los rostros de tantas personas y las historias de superación que han emprendido, dejando tanto atrás, en sus países de origen, para buscar una oportunidad entre nosotros”, ha reconocido el religioso, que vive en una casa en Madrid con varios chavales de diferentes nacionalidades.
Como son ellos los protagonistas, la Memoria aporta el testimonio de Ousmane Bah, un joven de Guinea Conakry, acogido durante años por la Fundación. “Ahora siento a La Merced como mi familia, me habéis acogido como a un hijo y siempre me habéis hecho saber que soy parte vuestra. Os quiero de todo corazón, muchas gracias por ayudarme a conseguir todo para vivir ahora esta nueva etapa y por todo lo que he aprendido”, ha reconocido.
La presentación de los datos tiene lugar solo cuatro días después de la publicación de la encíclica ‘Fratelli Tutti’ del papa Francisco sobre la fraternidad, por ello, no ha pasado por alto este documento para Callejas. El mercedario reconoce que el documento del Pontífice es “un toque de atención” para la humanidad y, sobre todo, para “quienes vemos en el papa Francisco al gran líder mundial”.
Así, ha destacado que Jorge Mario Bergoglio recuerda que “los derechos no tienen vallas ni fronteras” y hace una apuesta decidida por una “verdadera amistad social” poniendo el acento en la dignidad de todo ser humano.
Callejas ha concluido su intervención llamando a los medios a ser voz de los sin voz, porque “las necesidades no han disminuido”, y hay que seguir apostando por “una casa abierta al mundo, siempre acompañando el latido de los tiempos y la situación de cada persona. Es urgente seguir trabajando para crear espacios donde las personas migrantes y refugiadas, que llegan a nuestro país, puedan sentirse seguras y empezar a recomponer su vida, tantas veces hecha pedazos”.