El cardenal Agostino Vallini, actual Legado Pontificio para las Basílicas de San Francisco y Santa María de los Ángeles, ha sido el encargado de presidir la celebración litúrgica y leer el nombre del papa Francisco el decreto correspondiente de la beatificación del venerable Carlo Acutis, joven italiano aficionado a la informática que falleció como consecuencia de una leucemia a los 15 años.
Con un riguroso control de aforo, la basílica de San Francisco –que hace una semana acogía en su cripta la firma de la encíclica ‘Fratelli tutti’ por parte del papa Francisco– ha sido el escenario de la celebración. Una liturgia particular ya que ha podido asistir, por ejemplo, su madre, Antonia Salzano, o su padre, Andrea Acutis, que han llevado la reliquia de su corazón al altar; alguno de sus confesores como el jesuita Roberto Gazzaniga que estaba en el Instituto de Bachillerato León XIII de Milán cuando estudió Acutis allí, profesores o amigos.
Este nuevo beato de sudadera, zapatillas deportivas y pantalones vaqueros ha sido declarado beato poco antes de las 5 de la tarde y en el decreto papal –leído públicamente solo en italiano– consta que su fiesta será el 12 de octubre, fecha de su ‘dies natali’ su muerte en la tierra y nacimiento para el cielo. En su homilía, el cardenal Vallini ha destacado el testimonio de Acutis como “modelo y ejemplo de vida cristiana”.Un chico “normal, sencillo, espontáneo” apasionado por la informática que hizo de “la eucaristía es mi autopista hacia el cielo” uno de sus lemas. En ella “sacaba la energía para ayudar a la gente”, señaló. Con sus dones y su ejemplo trató “de atraer a toda la gente posible hacia el Señor” evangelizando los ambientes en los que se movía “tocando el corazón de las personas” para que se acercaran a Dios. Para ello se enfrentó a burlas y desprecio, recordó el prelado.
En esta misión puso todo los medios, incluido internet como medio para difusión. Por ello, para el nuevo beato “la red no solo es un medio para huir, es un medio para el diálogo, el conocimiento, el intercambio, el respeto muto, para ser utilizada de manera responsable”. Como ejemplo de buen uso de internet, el cardenal señaló su recopilación de los milagros eucarísticos del mundo o la difusión del catecismo.
También con serenidad y fe, con devoción a María, vivió la enfermedad que le llevó a la muerte. “Quiero ofrecer todos mi sufrimientos al Señor por el Papa y por la Iglesia, no quiero pasar por el purgatorio, quiero ir directamente al Cielo” repetía este joven de 15 años que “nos estimula a tomar en serio nuestra vida de fe”. También destacó, prosiguió el prelado, como defensor de la familia y la vida, “defendiendo el evangelio, aunque sea yendo contracorriente”.
La acogida a los más necesitados, la vivencia de la caridad, la atención a los compañeros de clase con mayor dificultad “hacen de la suya una vida luminosa, entregada por los demás como el pan eucarístico”.
El cardenal Vallini invitó a los jóvenes a seguir el modelo del beato Acutis sirviendo a los hermanos y abriéndose a la eternidad. Su vida es “una Buena Noticia, un anuncio fuerte de que un joven de nuestro tiempo, como tantos otros, ha sido conquistado por Cristo y se ha convertido en un faro de luz para aquellos que quieran conocerlo y seguir su ejemplo”. “Beato Carlo Carlo Acutis, ruega por nosotros”, concluyó implorando el legado papal.
Los restos del nuevo beato se pueden venerar desde el pasado 6 de abril en el santuario que recuerda el momento en el que san Francisco de Asís se despojó de su vestimenta para devolvérsela a su padre. Allí fueron trasladados sus restos desde la catedral de San Rufino porque, aunque la vida de Carlo transcurrió cerca de Milán, él mismo dispuso ser enterrado en la tierra de san Francisco. Para evitar las aglomeraciones desde el pasado 10 de octubre, el obispo de Asís, Domenico Sorrentino, estableció que se abriese la tumba del ya beato hasta el día 17. También se puede ver en directo por internet.
Esta veneración de sus restos ha suscitado que hayan circulado algunos datos imprecisos aparentemente para destacar la fama de santidad del muchacho italiano. De hecho, el obispo Sorrentino tuvo que declarar que cuando se exhumaron sus restos el 23 de enero de 2019 del cementerio de Asís, el cuerpo “se encontró en el estado normal de transformación típico de la condición cadavérica”. Aunque no llevaba mucho tiempo enterrado, el prelado explicó que el cuerpo “fue tratado con aquellas técnicas de conservación e integración que se practican habitualmente para exponer los cuerpos de los fieles con dignidad a la veneración de los fieles. benditos y santos”, algo que es muy habitual en muchas iglesias de Italia. En este proceso se recuperó “la preciosa reliquia del corazón que se utilizará el día de la beatificación”, señaló.
Francisco ta propuso a Acutis como modelo para los jóvenes en la exhortación apostólica ‘Christus vivit’. “Veía que muchos jóvenes, aunque parecen distintos, en realidad terminan siendo más de lo mismo, corriendo detrás de lo que les imponen los poderosos a través de los mecanismos de consumo y atontamiento” por eso orientó sus capacidades para realizar el plan de Dios y por eso decía que “todos nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias” (núm. 106), escribe Bergoglio.
Acutis murió con 15 años tras una fulminante leucemia en 2006. Nacido en Londres donde trabajaban sus padres, a los pocos meses se trasladan a Milán. Hasta entonces era habitual verlo en la eucaristía, que fue su fuerza cotidiana desde que recibió la Primera Comunión con solo 7 años. La llamaba “mi autopista hacia el Cielo”. Este sacramento y su devoción mariana le enseñó a ver más allá del horizonte terrenal. “Nuestra meta debe ser el infinito, no lo finito. El Infinito es nuestra Patria. Desde siempre el Cielo nos espera”, decía.
Sus talentos encontraron en el mundo de la informática un despliegue increíble. Dicen que amigos ingenieros informáticos veían en él un auténtico genio. Ha recordado al respecto el cardenal Angelo Comastri en una de sus biografías: “Los intereses de Carlo abarcaban desde la programación de ordenadores, pasando por el montaje de películas, la creación de sitios web, hasta los boletines, de los que se ocupaba también de la redacción y la maquetación, y el voluntariado con los más necesitados, con los niños y con los ancianos”.
“Estoy contento de morir porque he vivido mi vida sin malgastar ni un solo minuto de ella en cosas que no le gustan a Dios”, dijo al final de su vida. Un ejemplo de nuestros días para quienes cambiar el mundo a través de las redes o a través del ofrecimiento cotidiano de los sufrimientos.