Mientras va avanzando poco a poco la tramitación parlamentaria de la nueva ley de la eutanasia, el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves, ha dedicado su carta semanal a esta cuestión, criticando que esta salida a la vida se presente “bajo la perspectiva de la legalidad y de una falsa compasión”, algo que “dinamita la propia dignidad de la persona enferma”. Ante las enmiendas presentadas por la oposición, el primado asegura que “no es verdad que los cuidados paliativos sean la alternativa a la eutanasia, como si ambos fueran acordes a la dignidad del enfermo y a la dignidad del personal sanitario o del cuidador”.
Cerro Chaves recuerda que cuidados paliativos están “destinados a hacer más soportable el sufrimiento en la fase final de la enfermedad y, al mismo tiempo, asegurar al paciente un acompañamiento humano adecuado”. Y advierte: “Ya lo hemos visto en países de nuestro entorno europeo: se comienza con la eutanasia de enfermos terminales que la solicitan y se acaba planteando la posibilidad de aplicar la eutanasia a enfermos que están en contra de ella e incluso a niños en contra del consentimiento de los padres. Nadie quiere esto”, ha afirmado.
Para el obispo, una sociedad “que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado también interiormente, es una sociedad cruel e inhumana”. Cerro señala que, en este sentido, “la Iglesia está llamada siempre a dar testimonio de caridad operante en los casos de enfermos graves que necesitan cuidados paliativos, así como una adecuada asistencia religiosa”.
En este sentido, aboga por “una nueva movilización espiritual de las comunidades parroquiales y diocesanas en la creación o potenciación de instituciones dependientes de la Iglesia para que quien se acerca al momento de la muerte, se le brinden los cuidados paliativos, dentro de los cuales están también los sacramentales, para que se culmine la vida terrena con dignidad y se alcance así la salvación eterna”. Así, anuncia que en Toledo se crearía un centro con estas características.
Además, ha pedido la colaboración entre la Iglesia y el Estado “para asegurar la ayuda necesaria a la vida humana en el momento de la fragilidad” por lo que ha mostrado su intención de tender la mano al Estado, por que lo que importa son los que sufren, los enfermos y sus familias, “no la confrontación ideológica”. “Al fin y al cabo, con la eutanasia pierden los enfermos, el personal sanitario y la sociedad misma; con los cuidados paliativos ganamos todos”, concluye.