El papa Francisco recibió esta mañana en el Vaticano al cardenal australiano George Pell, antiguo prefecto de la Secretaría para la Economía, un cargo que tuvo que abandonar en junio de 2017 cuando regresó a su país para defenderse de las acusaciones de haber cometido abusos sexuales con dos menores cuando era arzobispo de Melbourne.
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El encuentro entre el Pontífice y Pell, que fue confirmado por la Santa Sede, se produce después de que el purpurado regresara a Roma a finales de septiembre una vez que logró salir de la cárcel, donde se pasó 405 días encerrado en aislamiento. Aunque fue condenado en primera y segunda instancia, siempre defendió su inocencia y logró que el Tribunal Superior de Australia le absolviera el pasado mes de abril, pudiendo así recuperar la libertad.
Becciu defenestrado
El regreso a Roma del cardenal australiano, de 79 años y ya sin cargos en la Curia romana, se produjo a los pocos días de que el Papa defenestrara a Angelo Becciu, al que retiró sus derechos como cardenal y apartó del cargo de prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
La profunda enemistad entre estos dos purpurados, larvada cuando Becciu fue sustituto de la Secretaría de Estado, provocó que algunos medios relacionaran el retorno de Pell con la caída en desgracia de su rival. El viaje del ‘ministro’ de Economía durante la primera parte del pontificado estaba, en cambio, previsto desde mucho antes y tenía como objetivo primordial recoger los enseres que dejó en el apartamento donde residía, según explicaron fuentes vaticanas a esta revista.
Desencuentros púrpuras
Varios diarios italianos publicaron la semana pasada informaciones en las que se aseguraba que, durante su período en la Secretaría de Estado, Becciu habría transferido 700.000 euros a una cuenta australiana y que el dinero habría ido a parar a los acusadores de Pell.
El abogado del cardenal autraliano solicitó que se realizara una investigación al respecto, mientras que el letrado del prelado italiano negó tajantemente la veracidad de esas informaciones, amenazando además con acciones legales para defender su honor. También los familiares de las víctimas aseguraron que no habían recibido ningún dinero.
