“El objetivo profundo de la Jornada Mundial de las Misiones es mantener vivo el sentido de misión en todos los bautizados. En este momento histórico cobra más fuerza el elemento de universalidad de la Iglesia, que mira hacia el mundo entero”. Así lo ha explicado a la Agencia Fides el arzobispo Giampietro Dal Toso, subsecretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y presidente de las Obras Misionales Pontificias (OMP), haciendo referencia a la celebración de la Jornada Mundial de las Misiones el próximo 18 de octubre.
“En esta época de la pandemia”, continúa el prelado, “entendemos que estamos profundamente conectados entre nosotros”. En este sentido, la Jornada de las Misiones, a nivel eclesial, pretende “ayudar a mantener vivo el elemento de la universalidad de la fe: nadie cree solo, todos estamos unidos por la fe en Cristo, independientemente del lugar donde vivamos”.
Asimismo, el arzobispo ha explicado que la Jornada de las Misiones es también un día de oración. “Al orar por las misiones, tengamos también presente la petición de nuevos ‘obreros para la viña del Señor’, dispuestos a dar la vida por Él”, ha subrayado. Trabajadores de la viña que, cada vez con más frecuencia, son laicos y familias misioneras. “La semana pasada la Dirección de las OMP en Viena premió a algunos misioneros: de tres experiencias, dos eran familias misioneras”, ha apuntado.
“Es un dato importante porque realiza lo que se ha dicho en el Mes Misionero Extraordinario celebrado el año pasado: ‘Bautizados y enviados’. Es el bautismo lo que nos hace cristianos y, como cristianos, somos testigos y heraldos de Cristo”, ha aseverado el arzobispo.