“Estamos en una coyuntura histórica que recorremos con incertidumbre y deseos de servir a la sociedad”. Con estas palabras describe el momento presente el cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal durante 9 años, en una entrevista a los diarios regionales de Vocento. Un servicio que en estos momentos se debe centrar en la atención a los más necesitados. “No buscamos titulares ni apariencia, pero es cierto que no debería quedar oculto. En ocasiones esa actividad no es conocida. O se oculta intencionadamente. La Iglesia la lleva a cabo y a nadie se le niega la ayuda que pide, dentro de nuestros medios. Se necesita pan y acogida”, ratifica.
Una atención que se traduce también en las escuelas de iniciativa católica. “La educación forma parte de la misión de la Iglesia, y por eso pedimos libertad para desarrollarla. La fe no se puede imponer, pero tampoco se puede impedir”, destaca.
También la eucaristía es un cuidado pastoral de la Iglesia. Por ello destaca cómo las misa televisada “la seguían familias enteras constituidas casi en ‘iglesias domésticas’”; aunque “en estos meses hay personas con miedo a salir de casa y les cuesta ir de nuevo a las iglesias; son evidentes las dificultades para retomar la vida de siempre con normalidad. Tendremos que ver qué podemos hacer para que la asamblea no quede reducida una vez pase la pandemia”.
El cardenal ha tratado el perfil de obispo de hoy: “Hace falta un obispo misionero, abierto a un mundo nuevo y complejo. Que sepa compartir y dar juego, que escuche, que promueva la colaboración. Que esté cerca de los indigentes y los pobres. Que sea servicial y no esté apegado al poder”.
“¿Por qué no se van a construir mezquitas? Debemos tener el máximo respeto a la libertad religiosa, sin fanatismo.También para los inmigrantes rige nuestra Constitución. Y si piden clase de religión islámica en las escuelas, habrá que facilitarla. ¿Por qué no?”, se pregunta en relación a los migrantes.
A la hora de hablar de los abusos a menores en el seno de la Iglesia reconoce que “todos (la Iglesia, la familia, la sociedad) hemos llegado tarde a librar de un silencio opresor a menores, víctimas de abusos sexuales, de poder y de conciencia”. Aunque, “ahora buscamos transparencia y que se tomen medidas para evitar tales abusos. El abuso de los niños va contra lo que aprendemos de Jesús en el Evangelio, por eso la Iglesia tiene una responsabilidad particular que queremos asumir y vamos asumiendo con decisión”.
Tirando de historia, el prelado ha pedido “distinguir entre nacionalismo, independentismo y terrorismo. Nos une como ley fundamental la misma Constitución, que surge de la Transición, que fue un proceso de reconciliación y fue votada por todos, también en Cataluña. No entendí el vuelco que tuvo lugar y me causa sorpresa lo que allí está sucediendo. Yo creo que debemos volver al espíritu de la Transición, que es de reconciliación y de paz”, reclama. Para Blázquez, en este sentido “la Iglesia no es beligerante en este punto. Al revés, debe ser fermento de reconciliación y diálogo, dentro del marco general y al servicio del bien común. Lo otro es fuente de intranquilidad y empobrecimiento; cuando hay tantas cosas que construir y reconstruir no nos gastemos en pendencias ni andemos a la greña”.
Mirando a Moncloa, el prelado señala que “el Gobierno sabe que la Iglesia será contraria a algunas cosas, como por ejemplo una ley sobre la eutanasia. Pedimos cuidados paliativos, que no se ponga como argumento a favor de la eutanasia la crueldad del dolor. El paciente necesita fármacos, cercanía de los parientes y auxilio espiritual”.