Hacer un esfuerzo para que la Doctrina Social de la Iglesia “no se quede en una carta muerta”, sino que “se desarrolle” y encuentre nuevos caminos para hacer sus “contribuciones”. Este ha sido el llamamiento del cardenal Giuseppe Versaldi, prefecto de la Congregación para la Educación Católica, durante su intervención en el encuentro online sobre el Pacto Educativo Global, organizado por el Vaticano. Asimismo, el purpurado ha invitado a las sociedades eclesiásticas a que “tomen un papel activo en la educación para crear personas capaces de influir en la sociedad”.
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“Este trágico factor de la pandemia ha sido parte de una crisis mucho más seria de la que el Papa ya había advertido”, ha señalado Versaldi. Una crisis ambiental, social y cultural que, para ser superada, precisa un cambio integral. “Para cambiar un modelo de desarrollo es necesario un nuevo modelo cultural”, ha subrayado el cardenal, añadiendo que esta crisis no va a acabar si no “cambiamos nuestra forma de ver el mundo, de conseguir los objetivos que nos proponemos”.
Ante esta realidad, considera que hay quienes pueden cambiar las cosas: los jóvenes, pero siempre a través de un cambio educativo. “Hay que cambiar la manera de pensar de los jóvenes para, como dice el Papa, romper la cadena de determinismos, de fatalismos y de pesimismos, que son fruto de ideologías que están en contra del verdadero bien de la humanidad”.
Relaciones fraternas
Por todo ello, Versaldi ha señalado que es necesario un pacto global para “armonizar”. “Hace falta el esfuerzo de todos, porque todos estamos de acuerdo en los objetivos: nadie dice que quiere las desigualdades, las guerras, las injusticias… Pero tenemos que estar de acuerdo sobre los medios, los motivos, las razones que están en el fondo”, ha explicado.
Asimismo, el purpurado ha recordado las palabras de Francisco al decir que “la educación es cuestión de amor”. “Un amor que nos hace hermanos entre nosotros, siendo conscientes de que nadie puede estar solo”. Y es que, tal como ha señalado Versaldi, “las nuevas familias, las escuelas, las universidades… la humanidad entera, cada uno con su papel, porque nadie tiene que quedarse atrás”.
“Ante esta pandemia global”, ha continuado el cardenal, “tenemos la necesidad de volver a construir un tejido de relaciones fraternas”. Algo que, por otra parte, está muy relacionado con la encíclica ‘Fratelli Tutti’, en cuanto a que la fraternidad “tiene sus pilares fundamentales en la visión cristiana de la familia humana”, ya que “establecer relaciones fraternas permite crear una alianza para alcanzar los mismos objetivos, con los mismos medios”.